Cultura

El Lebrijano y el 'realismo mágico' de García Márquez

El pasado día 29 de abril se puso a la venta el último disco hasta la fecha del cantaor Juan Peña El Lebrijano, Cuando Lebrijano canta, se moja el agua, con textos del escritor Gabriel García Márquez.

el 15 sep 2009 / 04:05 h.

El pasado día 29 de abril se puso a la venta el último disco hasta la fecha del cantaor Juan Peña El Lebrijano, Cuando Lebrijano canta, se moja el agua, con textos del escritor colombiano Gabriel García Márquez.

El Lebrijano y García Márquez se conocieron en los ochenta, pero fue en el chalé de una hermana de Felipe González, Lola, en Dos Hermanas -alguna vez cantó en este lugar Antonio Mairena, gran amigo también del ex presidente-, donde surgió el flechazo artístico. Tanto se emocionó el escritor colombiano escuchando a Juan Peña cantar por soleá, que pidió un folio en blanco y escribió: "Cuando El Lebrijano canta, se moja el agua". Muy mojado hay que estar para que se te ocurra algo así... Fue en 1994 y el cantaor de Lebrija pensó que tenía que sacarle rendimiento musical a esta frase y, sobre todo, al realismo mágico de Gabo.

¿Cómo se puede cantar a lo flamenco Cien años de soledad o El Coronel no tiene quien le escriba? Lebrijano es capaz de meter en el compás de tres por cuatro la Guía Michelín. Su obra se ha caracterizado siempre por el riesgo, quizá por eso tiene una discografía desigual. Lo fácil para él hubiera sido mimetizar el legado musical que recibió de su propia famila o de sus maestros -como hizo Antonio Mairena-, pero entonces no estaríamos escribiendo del cantaor gitano que más ha aportado al cante flamenco desde el punto de vista musical y literario.

Sin embargo, este trabajo debería de haberse hecho hace unos años, cuando la voz del veterano cantaor aún rezumaba frescura y pujanza; ahora, sinceramente, el hijo de La Perrata se tiene que pelear tanto con el cante, que a veces sale herido de la trifulca. Pero los flamencos, sobre todo los gitanos, siempre han vendido bien las heridas, las físicas y las del alma. Recuerden lo que dijo una vez La Periñaca: "Cuando canto a gusto, la boca me sabe a sangre".

La adaptación que Castro Márquez ha hecho de los textos del gran escritor de Arataca han logrado convertir en métrica flamenca obras como El Coronel no tiene quien le escriba, Cien años de soledad y el libro de cuentos La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y su abuela desalmada, entre otras. En ocasiones, estos textos entran forzados en el compás de la soleá y la seguiriya, que son las medidas elegidas por Juan para homenajear a Gabriel Gacía Márquez. Viejos cantes de Lebrija, Utrera, Triana y Jerez, arreglados musicalmente por sus sobrinos Pedro María Peña y Dorantes, los hijos de su hermano, el guitarrista Pedro Peña. Gabo lo ha supervisado todo y Juan está como un niño con zapatos nuevos. No todos los días un cantaor saca al mercado un disco con letras sin rima de un escritor como el colombiano. Era una aventura arriesgada, pero Juan el Grande siempre ha navegado bien en los mares del riesgo.

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