Pasó 2007 y el legado del compositor sevillano Manuel Castillo continúa donde estaba, en terreno de nadie. El Ayuntamiento retiró los enseres del músico y la familia custodia las partituras a la espera de que la Junta dé órdenes de trasladarla al Centro de Documentación Musical de Andalucía.
Manuel Castillo, uno de los nombres esenciales de la música española en el siglo XX, falleció un ya lejano 30 de octubre de 2005. Cuando se produjo su deceso, fruto en parte de una larga depresión, todo pareció precipitarse. Junta y Ayuntamiento hicieron acopio de buenas intenciones y pocas semanas después ya existía todo un plan para que la obra y la figura del compositor sevillano tuviera la relevancia que merecía.
Más de dos años después, pocos pasos se han dado. A finales de 2007, el Consistorio oyó las reclamaciones de los herederos de Castillo y retiró los enseres del músico -su piano y su estudio- para depositarlos en el Archivo Municipal a la espera de trasladarlos a la Casa de los Poetas. Sin embargo, antes de que eso suceda, falta el paso más importante: catalogar y microfilmar toda la obra de Manuel Castillo. Las partituras, todas ellas manuscritas, siguen en poder de la familia. "Estamos a la espera de que la Junta las lleve al Centro de Documentación Musical para que se inicie el proceso", resumía ayer el sobrino del músico, Adolfo Castillo.
Por ahora, en las instalaciones de la institución granadina nada saben de fechas. "Todavía tenemos que cerrar un acuerdo", decía ayer el gerente del Centro, que no quiso explayarse sobre el tema. "La marcha del anterior delegado de Cultura, Juan Carlos Marset, ha relentizado mucho el proceso y en la familia estamos seriamente preocupados por la conservación de los manuscritos y porque queremos, que de una vez, la figura de nuestro tío sea reconocida en el mundo de la música", confesó ayer Adolfo Castillo.
Desencantados por la lentitud de las administraciones públicas, los herederos del creador confían en que el inicio de la catalogación "tenga lugar antes de las elecciones", ya que de lo contrario piensan que "hasta después del verano, como mínimo, no se acordarán de nosotros". Mientras no cumplan con esta fase, las perspectivas prometidas de abrir su archivo al público en la Casa de los Poetas -dedicándole un aula con nombre propio- y trasladar los restos mortales del músico al Jardín de los Artistas del Cementerio de San Fernando parece, hoy por hoy, construir castillos en el aire.