Cofradías

El legado de la abuela Filomena

Cuatro familias de un mismo tronco asumen el papel de hermano mayor en la filial de Carrión de los Céspedes.

el 27 may 2012 / 20:01 h.

Los hermanos Pérez Rivera han sido los hermanos mayores de la filial de Carrión.

María Paz no ha dejado de llorar; Meni, de dar gracias a la Virgen; Rosario, de decir vivas; y Julio, de saborear cada momento del camino sobre lo alto del caballo. Los hermanos Pérez Rivera y sus cónyuges (María Pepa González, Antonio Hortal, Pepe Valladares y Manolo Cejas) se han encargado este año de traer a la hermandad del Rocío de Carrión de los Céspedes hasta la aldea almonteña. Cuatro familias rocieras nacidas de un mismo tronco: la siempre recordada abuela Filomena.

Rosario tenía seis años cuando su madre la traía a la ermita para ver la salida de la Blanca Paloma : "Me subía en el cepillo de San Antonio para evitar que fuera arrollada por la bulla de la Virgen". Los cuatro hermanos han recibido este legado devocional de su madre. Filomena era una rociera de caminos, de carros y de colaborar en todo lo que necesitara la hermandad en aquellas peregrinaciones en blanco y negro. A ella le deben el cariño por la Reina de las Marismas , el mismo que les mantiene unidos al pueblo de Carrión. "Ella nos metió por esto. Era muy devota de la Virgen", confiesa Rosario.

Una devoción de cuna que les llevó a involucrarse en la junta de gobierno. Julio ha pasado por varios cargos hasta que, hace cuatro años, se convertía en presidente de la filial número 12 y su hermana Meni en diputada de Cultos. Para despedir el mandato, la familia decidió en el camino de ida del año pasado asumir la vara dorada. "Pensamos que sería una buena forma de despedir el mandato de Julio", pues las elecciones están programadas para después del verano, según explica Meni.

La familia entera -incluidos los hijos y los hijos políticos- ha trabajado todo el año para que este Pentecostés no faltara de nada. Ello ha hecho que hayan vivido un camino muy especial, diferente a otros años y con la madre Filomena "encajada todo el día en la cabeza".

De todo lo vivido se quedan con el respaldo del pueblo. "Requiere más responsabilidad porque ante cualquier percance cuentan contigo. Pero, la verdad es que todo el mundo se ha volcado desde un primer momento: hermanos, vecinos... Ha habido mucha unión, y esto siempre ayudó", apunta María Pepa, que su residencia en Carrión le ha llevado a involucrarse un poco más en los preparativos. De entre tantas muestras de cariño, Rosario destaca que "el apretón en el brazo de la gente" le ha llegado al corazón.

También las filiales vecinas, cuyos miembros de juntas son de su misma generación y además amigos, han tenido numerosos gestos con estos hermanos mayores. Por citar un ejemplo, los responsables de la filial del Rocío de Hinojos nada más salir el pasado jueves se volvieron a la altura del pino de los mil duros para recibir a Carrión a su paso por este municipio onubense. Algo que agradecen al igual que la encomiable labor del boyero Pepe y el tamborilero Miguel Ángel, que "han hecho más cómoda y alegre la estancia en la aldea y el tránsito por los caminos", subraya Julio, que no termina de deshojar la margarita sobre un segundo mandato.

Mañana cuando la Blanca Paloma se pose ante la casa hermandad todos tendrán una misma petición: "Que nos dé salud", contestan al unísono los cuatro hermanos que reconocen que "merece la pena el esfuerzo" al ver la alegría de los 500 romeros de Carrión.

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