Cultura

El legado encerrado de Amalio

Se cumplen 15 años de la muerte del artista con su fundación clausurada a cal y canto.

el 07 may 2010 / 20:07 h.

Tan sólo queda un espléndido caserón en la plaza de Doña Elvira -que no ve girar su cerradura principal desde más de un año-, una matizada luz primaveral que lo invade todo y un legado artístico de más de un centenar de obras pictóricas, algunas de la más celebradas, del pintor Amalio García del Moral.

Del catedrático de Bellas Artes en la Universidad de Sevilla, académico de honor de Santa Isabel de Hungría, profesor emérito de la Complutense y otros tantos méritos que pudo celebrar en vida el artista de origen granadino, apenas quedan más recuerdos quince años después de su muerte en Sevilla, que se resumen en este intento fracasado de poner en valor su producción -pictórica, poética, ensayística...- en una sede -la de su último estudio- que espera su momento en el corazón del barrio de Santa Cruz.

"Abrir la fundación a la ciudad sería muy fácil. Se trata de una casa ya montada, con una exposición permanente y un espacio más reducido para exposiciones temporales de otro tipo. Sólo nos falta una persona que la mantenga abierta y otra que sirva de guía a los posibles visitantes".

La que se expresa así es María José García del Moral, hija de Amalio y presidenta de la fundación del mismo nombre; que insiste también en que se ha recuperado toda la bibliografía de su padre, así como una pequeña sala de tertulia de artistas y profesores de Bellas Artes, en cuya nónima se encuentran ella y su marido, las dos únicas personas ahora mismo encargadas de la supervivencia de la fundación.

"La fundación se constituyó un mes antes de morir mi padre con la intención, precisamente, de preservar su obra", explica su hija. Es con esta misma idea -la de mantener unida toda su creación- con la que Amalio realizó una de sus series pictóricas más conocidas: Los 365 gestos de la Giralda, una colección completa a falta, tan sólo, de una de las pinturas que fue comprada por Jesús Aguirre y la duquesa de Alba y que, según apuntó ayer la hija del artista, se conserva actualmente en el Palacio de Liria.

"El caso es que las Giraldas de Amalio hoy duermen el sueño de los justos y ya se han interesado por ellas desde fuera de Sevilla y de España. ¿También se nos escapará la oportunidad de dotar a Sevilla y a las guías turísticas de un museo donde se puedan admirar todas las Giraldas de Amalio?", se pregunta el periodista y profesor de la Hispalense Ramón Reig en su artículo ¿Y Amalio? ¿Y sus Giraldas?, publicado en la edición impresa de El Correo el pasado lunes 3 de mayo.

La explicación que da su hija es "el desconocimiento e su obra. Dejó mucha producción inédita; y está toda catalogada y documentada, esperando que alguien se interese por ella", reclama García del Moral, que sólo entiende el desinterés por "los silencios de Sevilla, que son muy profundos y poco accesibles".

Así las cosas, la familia, encabezada por su hija María José y el marido de ésta, Manuel Caballero, recuerdan el "largo rosario" de reuniones con los representantes municipales de todo signo: "Nos han recibido los delegados de Cultura del PA, del PP y los del PSOE, y con ninguno hemos llegado a un acuerdo. Conversamos incluso con entidades financieras, como Cajasur, pero nada. Nunca hubo nada", relata con la desgana instalada en el discurso su yerno, Manuel Caballero, que ha hecho números y asegura que "con unos 100.000 euros podríamos arrancar y abrir la casa".

Se trata de una cifra que desglosa en "unos 60.000 euros necesarios para reforma y unos 40.000 de personal y gastos corrientes", explica Caballero, que ha desistido de la ayuda pública y se encuentra a la espera de que la propia familia "pueda tener este dinero ahorrado". Pero aún hay más.

Sevilla sigue teniendo pendiente la gran exposición retrospectiva con obra de Amalio García del Moral.
Su Granada natal cumplió con una amplia muestra en CajaGranada comisariada por Enrique Pareja -ex director del Museo de Bellas Artes de Sevilla- y la propia García del Moral.

En Sevilla "nunca nos han aprobado los proyectos que hemos presentado", enfatiza la hija del artista, que recuerda que la última exposición en vida de Amalio se celebró en la Casa de Murillo. A partir de ahí, el silencio. "A la próxima, la colección se va a China", apostilla molesta su hija, que asegura haber recibido muchas ofertas de coleccionistas de muy diferentes países.

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