No era la primera vez que Patxi López daba consuelo a una viu-da y sus hijos después de perder a su marido y su padre por un atentado de ETA. Pero en el asesinato del inspector Eduardo Puelles sí fue la primera vez que lo hacía actuando como lehendakari. Y lo hizo dirigiendo el mensaje más contundente, duro y rotundo contra la banda terrorista que jamás pronunció un presidente vasco: "Vamos a aplicar toda la fuerza del Estado de derecho y todos los recursos de la ley para no dar ni un minuto de respiro a los violentos. Ellos nos han enseñado el camino del dolor, nosotros les vamos a enseñar el camino de la cárcel", subrayó el socialista cuando apenas lleva 50 días en el cargo.
El viernes las palabras y los gestos cobraban una especial relevancia tras 30 años de gobierno nacionalista y de reproches a Juan José Ibarretxe (PNV), el anterior lehendakari, por parte de dirigentes no nacionalistas por su "ambigüedad". Pero el viernes no hubo indeterminación o dobles sentidos, Patxi López se encargó de ello: "Los terroristas han acabado con la vida de un trabajador de este pueblo, un agente de la Policía Nacional cuyo único delito ha sido esforzarse cada día por garantizar la seguridad y la libertad de los vascos". (...) "Eduardo Puelles, como todas las víctimas del terrorismo, era uno de los nuestros". Ayer tampoco: "Se acabó la impunidad, se acabó la arrogancia de la capucha", dijo tras la manifestación.
Las miradas también estaban fijadas en el PNV, porque por primera vez un atentado de ETA los pillaba en la oposición. Pero la formación peneuvista actuó co-mo se esperaba: condenando el asesinato. El presidente del partido, Ínigo Urkullu, rechazó el ataque y afirmó que "la banda terrorista ETA está fuera de toda la realidad que vive la sociedad vasca y nunca debió existir".
Quien no estuvo ni se le espera es Arnaldo Otegi, ex portavoz de Batasuna, que hace semanas anunció un debate interno en la izquierda abertzale, quien ha perdido otra oportunidad de desmarcarse de ETA.
