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El lenguaje de la calle Betis

Al final de la calle Betis estaba el Puerto Camaronero en lo que hoy ocupan la arquitectura de Río Grande y de Abades Triana; más o menos hasta la raya imaginaria de la barca que cita Santiago Montoto en 'La novela de mi amigo' ...

el 16 sep 2009 / 06:25 h.

Al final de la calle Betis estaba el Puerto Camaronero en lo que hoy ocupan la arquitectura de Río Grande y de Abades Triana; más o menos hasta la raya imaginaria de la barca que cita Santiago Montoto en 'La novela de mi amigo' y que cumplía el mismo papel que los traghetti venecianos: pasar a la gente de un lado a otro. Pero, ¿en ese lugar estaba el Puerto Camaronero o ese lugar era el Puerto Camaronero? Tras el pequeño eucaliptal que nos deja ver la Torre del Oro libre de consumición donde se ubicaba el Club de Remo hay una comisaría de policía. ¿Estaba allí un club de remo o era aquello un club de remo?

La cuestión de la naturaleza de las cosas siempre preocupó a la filósofía; la discusión sobre el ser y el no ser fue el nudo central de la Metafísica y distinguía entre esencia -lo que algo era realmente- y accidentes, lo circunstancial. Ahora vuelve la escolástica para anidar en sede judicial, vuelve Averroes, que fue al mismo tiempo filósofo y juez de Sevilla. Por eso puede establecerse que el territorio del Prado era desde la eternidad en la mente del demiurgo legislador un jardín tan exacto en sus dimensiones como el Edén del Génesis y el Puerto Camaronero o el Club de Remo parecían serlo pero, en realidad, no lo eran.

A eso el paseante no llega. Sólo ve en esta mañana, cuando aun el sol y aire atlántico se disputan su piel, que en la calle Betis impera otro lenguaje, que las casas de la Ilustración, del XIX, del XX y del XXI ocupan su sitio unas junto a otras, que la Maestranza ya no se ve porque han crecido los árboles del Paseo Marqués de Contadero (que no lo fue mientras allí se extendían el Muelle de la Sal, el de la Paja?). En cambio se ve muy bien el Monumento a la Tolerancia pero rodeado de bolardos, como secuestrado. Como un símbolo y no precisamente de Averroes.

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