El Líbano pondrá fin a su crisis interna y, tras seis meses de vacío de poder, nombrará al jefe del Ejército, Michel Sleiman, como presidente del país. Una cita que, por cierto, será vigilada por miles de militares, que patrullan las calles de Beirut para vigilar la elección. "Las medidas de seguridad fueron reforzadas no sólo en las principales calles de Beirut, sino también en sus entradas y salidas, así como cerca del Parlamento, el aeropuerto y el Palacio Presidencial", desvelaron fuentes policiales.
La ceremonia de elección e investidura del jefe del Estado tendrá lugar ante personalidades extranjeras como los jefes de la diplomacia europea, Javier Solana, y española, Miguel Ángel Moratinos. También irá el cuerpo diplomático acreditado en Líbano y se prevé que el parlamento esté repleto, por lo que se relegó a los periodistas a un edificio adyacente.
Salida a la crisis. "Pasamos seis meses muy tristes, pero ahora, como el resto de libaneses, estamos contentos", admitió el portavoz presidencial, Rafic Chelala, que confesó que Sleiman trabajará para "consolidar la reconciliación".
La elección del jefe del Ejército, considerado un candidato de consenso, llega después de la firma del acuerdo de Doha por los principales líderes libaneses, que puso fin a la crisis que atraviesa este país desde hace casi tres años y que este mes estuvo a punto de desencadenar una guerra civil. Dicho acuerdo, bajo la fórmula "ni vencedores ni vencidos", prevé que las facciones libanesas "no volverán a utilizar las armas, bajo ninguna circunstancia, para conseguir objetivos políticos".
