Cultura

'El libro de Nobac' mezcla fantasía y 'thriller' con el género policíaco

El escritor Federico Fernández Giordiano (Uruguay, 1977) reflexiona sobre la identidad y la memoria en El libro de Nobac (Planeta). Una novela en la que se combina fantasía, thriller y género policíaco y que ganó el pasado mes de febrero el V Premio Minotauro de Ciencia Ficción y Literatura Fantástica.

el 15 sep 2009 / 02:15 h.

El escritor Federico Fernández Giordiano (Uruguay, 1977) reflexiona sobre la identidad y la memoria en El libro de Nobac (Planeta). Una novela en la que se combina fantasía, thriller y género policíaco y que ganó el pasado mes de febrero el V Premio Minotauro de Ciencia Ficción y Literatura Fantástica.

"Siempre he tenido especial predilección por la literatura fantástica. Así que comencé a escribir esta historia que ha ocupado gran parte de mi tiempo en los últimos años". Así explica Federico Fernández Giordano su elección por un género aparentemente tan minoritario como la literatura fantástica. Según el autor de El libro de Nobac, "soy un escritor al que le gusta captar la atención del lector desde el principio por lo que esta trama a través de giros inesperados, de personajes contradictorios y el suspense propio de la novela policíaca clásica participan en atrapar al que lee y transpórtalo a la ficción".

El argumento arranca cuando un misterioso anciano, Valdemar, encarga al protagonista del relato, Edgar Pym, y a una bella periodista, Lisa Lynch, escribir una singular historia. El anciano tiene en su poder un libro mágico en el que se va narrando su propia vida. Indagar en este misterioso objeto llevará a sus protagonistas a ir tras la pista de un excéntrico científico, el profesor Nobac. "Al principio, los nombres de los personajes los elegí quizá por falta de imaginación, pero poco a poco y a través del estilo, de introducir ciertos rasgos propios del género se ha ido configurando como una especie de homenaje a autores como Edgar Allan Poe o Borges", señala el escritor que añade, "en cada libro, el escritor pone mucho de sí mismo en los personajes que crea: sus vivencias, sus frustraciones, su día a día".

Siete años ha dedicado Fernández a la concepción de la novela en los que la trama inicial ha dado muchos giros: "Comencé escribiendo en primera persona y luego decidí que emplearía mejor la tercera. La espontaneidad, el estado de ánimos de cada momento ha influido claramente en el resultado final". Un final en el que el escritor se recrea en las grandes preguntas existenciales como quiénes somos y hacía donde vamos.

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