Cultura

El Maestranza estrecha lazos con la obra de Manuel García

el 03 mar 2010 / 21:24 h.

El equipo de la ópera 'L’isola disabitata' posa junto al cartel durante la presentación ayer en el Teatro de la Maestranza.

Para algunos comprensible para otros poco defendible, la olvidada música del compositor y tenor sevillano Manuel del Pópulo Vicente García (1775-1832), a la sazón Manuel García, está experimentando un intenso revival en los últimos años. Además de fragmentos orquestales, el Teatro de la Maestranza ya ha subido a escena La muerte de Taso y Don Quijote y el vecino Festival de Granada hizo lo propio con Il Califfo di Bagdad.

Esta noche y mañana (a las 20.30 horas) su música volverá a sonar: La isla deshabitada (L’isola disabitata originalmente) llega en una coproducción con el Teatro Arriaga de Bilbao donde se ha estrenado hace días.

Confiesa su director escénico, Emilio Sagi, que cuando leyó el argumento no se sintió especialmente atrapado: tres personajes se refugian de una tormenta en una isla desierta y allí padecen todo tipo de melancólicas sensaciones. Claro que la clave del drama –si es que lo hay– reside en los pentagramas que Manuel García escribió en 1831. “El argumento de Metastasio en realidad, no va a ninguna parte, pero a mí me sirve para desarrollar una pequeña historia en la que he querido reflejar el aislamiento del individuo en la sociedad actual, nuestro propio aislamiento”, argumenta Sagi.

Concebida para piano y voces, la obra, de evidente perfume clasicista, cuenta con una sencilla escenografía afín al concepto de ópera de salón en la que predominan los tonos blancos y azules. “Se trata de conseguir evadir al público durante hora y media en una particular isla desierta”, opina un avezado especialista en el repertorio lírico con firma española, como lo demuestra su trabajo para las mozartianas Bodas de Fígaro en el madrileño Teatro Real.

Al frente de la dirección musical de esta Isla estará Rubén Fernández, quien ayer comentó que la música de Garcia “es una fusión entre las melodías de Rossini [no por nada trabajó como tenor principal para él] y las de Mozart, siempre con un toque muy andaluz”, acento este en el que no se ha querido insistir escénicamente para hacer de esta obra “una pieza universal que pueda girar por muchos escenarios líricos”.

Se completa el proyecto con un elenco de voces jóvenes entre los que sobresale la soprano Marifé Nogales, la mezzo Carmen Romeu, el tenor Jesús Álvarez y el barítono César San Martín. A juicio del director del escenario, Pedro Halffter, el Maestranza, “una vez más vuelve a apostar por dejar paso a las jóvenes promesas”, quienes tomarán el coliseo unas semanas antes de que el glamour del Turandot pucciniano ponga a rebosar el aforo de la sala principal.

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