Cultura

El Maestranza revive con éxito a su 'Fígaro'

el 29 sep 2011 / 22:34 h.

Un instante de la representación.

Las bodas de fígaro / ****

Teatro de la Maestranza. 29 de septiembre. Programa: Las bodas de Fígaro, Mozart. Intérpretes: P. A. Edelmann, barítono. Y. Auyanet, soprano. O. Peretyatko, soprano. R. Tagliavini, bajo. J. Kurucová, mezzo. A. Tobella, mezzo. C. Chausson, bajo. M. de Diego, tenor. J. M. Montero, tenor. A. Amores, soprano. G. Tosi, bajo. José Luis Castro, director de escena .Coro del Teatro de la Maestranza. Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Pedro Halffter, director. Producción: Teatro de la Maestranza.

En medio de la época más difícil (cuestiones económicas obligan) que le ha tocado atravesar al Teatro de la Maestranza, justo cuando al frente está un director, Pedro Halffter, que mucho más podía haber hecho por acentuar el carácter internacional y puntualmente atrevido del coliseo, la crisis ha frenado cualquier atisbo de modernidad imponiendo soluciones programativas populares.

Así, sin grandes dispendios, el teatro le ha limpiado el polvo a la honrosa puesta en escena que el anterior responsable del Maestranza, José Luis Castro, urdió en 1999. Son las suyas unas Bodas de Fígaro neoclásicas, algo estáticas en conjunto, pero con cuadros de innegable belleza y ensoñación (caso del cuarto acto), que se beneficia de la escenografía de Ezio Frigerio. Hay mejores y más psicológicas lecturas (visuales) de la ópera, pero esta sigue resultando aceptablemente válida.

En el foso, la terapia Mozart impuesta por Halffter durante un mes a la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla (ROSS) ha acabado dando sus frutos. Si en los conciertos sinfónicos hubo sus más y sus menos, la Obertura leída anoche ya nos situaba ante una batuta briosa -como siempre-, dramática a su modo (¿no son las óperas cómicas de Mozart tragedias en buena medida?) pero también teatral y, a lo largo de la función, siempre al servicio de la acción escénica. Con la cuerda muy aligerada de vibrato sólo faltó un punto más de incisividad en los timbales. Por fortuna Halffter decidió prescindir del injustificado exceso de tipismo que imponen las castañuelas durante el baile del tercer acto y también optó por un bajo continuo formado por el tándem Mercedes Ruiz, en el violonchelo barroco, y Alejandro Casal, al clave, quienes dieron jugosidad a los recitativos de la ópera.

La homogeneidad fue generalizada en lo que respecta al sólido elenco vocal de estas Bodas. Excepcional, muy mozartiana, con voz elegante, ligera y pulcra, la condesa de Almaviva que encarnó la soprano Yolanda Auyanet con un Dove sono i bei momenti rozando lo memorable. El Fígaro del bajo Roberto Tagliavini gozó de desparpajo y buen arte canoro a la vez y aunque no sea el suyo un timbre especialmente agradable trazó una excelente cavatina Se vuol ballare y una muy marcial aria Non più andrai. En lo sobresaliente habría que situar la intervención de la mezzo eslovaca Jana Kurucová (cherubino), de voz delicada, con portamenti adecuados en estilo y adueñándose casi de la ópera entera en sus dos arias protagónicas Non so più cosa son y Voi che sapete. Tampoco, por figura, comicidad e implicación vocal, se imagina uno un Don Bartolo mejor que el del bajo Carlos Chausson. Menos interesante el Conde de Almaviva de Paul Armin Edelmann, de voz algo mate y modesta proyección.

Por fin, Olga Peretyatko fue una Susanna de voz pequeña, suelta en la coloratura aunque inestable en la zona aguda que evitó resaltar en su aria Deh viene, non tardar. A buen nivel el resto de los personajes y, nuevamente, se comprobó el esmerado quehacer del director del Coro del Maestranza, Iñigo Sampil, quien ha renovado buena parte de un conjunto cuya prestancia va en alza.

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