Cofradías

El manto de tisú macareno renace de sus cenizas

Tres años de trabajo ha empleado el diseñador cordobés Rafael de Rueda en reconstruir mediante tecnología digital el diseño original de esta obra de Juan Manuel Rodríguez Ojeda

el 18 dic 2012 / 21:31 h.

Cual Ave Fénix, el manto de tisú que concibió Rodríguez Ojeda para la Macarena en 1929 está renaciendo de sus cenizas. Su diseño original se había deformado hasta tal punto que ya se encontraba sin estructura alguna, con pérdida de los ejes principales, distorsionado su perímetro y con un reparto poco riguroso de piezas y espacios. Gracias, sin embargo, a un laborioso proceso de restauración que ha permitido la reconstrucción de su dibujo original mediante tecnología digital, la Macarena volverá a vestirlo -ésa es la intención- en la salida procesional de la próxima Madrugá.

Pieza clave en esta restauración ha sido el diseñador cordobés Rafael de Rueda Burrezo (pónganle cara, porque es la primera vez que se deja fotografiar), quien ha empleado cerca de tres años de trabajo en la minuciosa tarea de recuperar el diseño original de esta joya patrimonial de la Semana Santa sevillana.

Diseñador gráfico y creativo publicitario durante casi treinta años, De Rueda comenzó a especializarse en la restauración gráfica de obras de bordado debido a su afición por el diseño cofrade, que desarrollaba en sus horas libres. Fue el bordador ecijano Jesús Rosado el primero que confió en su técnica para restaurar el diseño original del manto de la Virgen de las Lágrimas de la hermandad de La Exaltación. El éxito de esta empresa le abrió las puertas de otras restauraciones de gran importancia en Sevilla, como fue la recuperación del palio íntegro de las Cigarreras, y posteriormente la del manto de tisú de la Macarena, "con diferencia, el trabajo más difícil que he hecho en mi vida".

El diseño actual de esta pieza, considerada casi la obra póstuma de Rodríguez Ojeda, "nada tenía que ver" con el concebido por su creador, llegando a una "situación cercana a la pérdida total del concepto original" de la obra. Según los datos que obran en la hermandad, el manto ha sido restaurado en dos ocasiones: una por el taller de Elena Caro en 1973 y otra, más reciente, en el taller de Fernández y Enríquez, en Brenes, en 1994, si bien hay ciertos indicios que sugieren una primera intervención no documentada anterior a la del 73.

"Posiblemente en alguna, o algunas, de ellas se acometió un cambio de medidas, siendo la más evidente la de 1994. Estas modificaciones de medidas llevaron progresivamente a la deformación del dibujo original y a la redistribución de las piezas para intentar cubrir, con escaso éxito, los nuevos espacios resultantes", relata De Rueda. El resultado fue que el diseño original del manto se fue deformando y, hasta de manera inexplicable, se constató que faltaban bordados, ya que muchos de ellos fueron eliminados.

Para reconstruir el dibujo original, la hermandad puso a disposición de este diseñador "cientos de fotografías, aunque sólo cuatro o cinco de ellas tenían calidad de detalle suficiente como para poder trabajar", entre ellas la célebre del día del estreno del manto en la que Rodríguez Ojeda aparece en la parroquia de San Gil agarrado a la manigueta izquierda del paso. "A pesar de que hoy se piense que el ordenador hace milagros, el proceso de restauración gráfica es bastante artesanal", defiende De Rueda. Primero se hace un calco manual del manto antes del desmontaje de sus piezas, comparando el mismo con las fotos antiguas y localizando las piezas que faltan. Luego llega el proceso de digitalización, por el que se escanean y vuelven a dibujar mediante programas vectoriales, una a una, las centenares de piezas calcadas manualmente. Digitalizadas y dibujadas todas las piezas en el ordenador, se procede, mediante Photoshop, al montaje de todas ellas en el manto, colocándolas en el lugar correcto. "Este proceso es extremadamente lento pues, cada vez que nos encontramos un error, tenemos que volver hacia atrás para comenzar de nuevo y recolocarlo todo en su sitio". Una vez colocadas las piezas, se repasa todo el diseño, comparando en esta fase los huecos entre las piezas, "tan importantes en la obra deJuan Manuel".

De esta manera, se ha logrado la reconstrucción del diseño original del manto. Paralelamente a esta tarea, en los talleres de Fernández y Enríquez se inició desde hace un año el proceso de limpieza y restauración de los bordados y la reposición de las piezas que se dieron por irreparables. La empresa valenciana Garín ha fabricado el tejido original de tisú sobre el que se montarán los bordados. Si el tiempo lo permite, la intención de la hermandad es organizar una exposición previa a la Semana Santa que detalle todo el proceso restaurador.

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