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El marketing de Pilatos

Andan ahora lo mismo las empresas y corporaciones industriales que los partidos y sindicatos creyendo inventar el mundo con sus "manuales de diseño corporativo" y sus logotipos que cuestan millones de euros...

el 15 sep 2009 / 00:28 h.

Andan ahora lo mismo las empresas y corporaciones industriales que los partidos y sindicatos creyendo inventar el mundo con sus "manuales de diseño corporativo" y sus logotipos que cuestan millones de euros y sirven para fijar sus marcas en los lugares más visibles; en realidad, no hay casi nada nuevo bajo el sol. Los cristianos usaron para distinguirse el pictograma del pez cuando aún se movían en la clandestinidad y, más tarde, el concurso de una marca duradera lo ganaron San Ignacio de Loyola y sus jesuitas con un anagrama -JHS- que se presta a ser escrito con cien tipos de letra, sobre los más diversos soportes y en toda clase de colores.

Los viernes de Cuaresma puede verse al Cautivo de Medinaceli en la Casa de Pilatos; quien vaya encontrará allí los mejores logotipos de la Historia de la Publicidad. Por encima de los emblemas de las Órdenes de Caballería y, por supuesto, de las flores de lis de los Montpensier que en sus años de estancia en San Telmo lograron fijar en Sevilla su marca, quienes acuñaron el más impactante y versátil fueron los Medinaceli: el símbolo de las cinco cruces que se cambian por cinco llagas o por cinco estrellas según convenga, está desde hace más de cinco siglos en todas partes: en las cofradías, en la Cartuja y en todo lo alto del Salón de Plenos del Parlamento andaluz. ¡Qué no darían los grandes almacenes por poner ahí el suyo!

Antonio Zoido es escritor e historiador

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