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El martirio de Santa Catalina

A la espera está el padre Antonio Hiraldo. Cuatro años después del cierre de la Iglesia de Santa Catalina sigue sin saber nada de su restauración. "Nunca imaginé que duraría tanto este martirio".

el 15 sep 2009 / 05:39 h.

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A la espera está el padre Antonio Hiraldo. Cuatro años después del cierre de la Iglesia de Santa Catalina sigue sin saber nada de su restauración. "Nunca imaginé que duraría tanto este martirio", replica. El inicio de las obras depende ahora de la firma de Cultura. El Arzobispado aguarda el convenio con la Junta.

Cuatro años se cumplieron ayer desde que el sufrido párroco de Santa Catalina anunciara, con tristeza y sin remedio, el cierre del templo. Fue un 29 de mayo de 2004 cuando el Arzobispado de Sevilla determinó su clausura ante el mal estado que presentaban las cubiertas. Aquel año, como éste, había llovido mucho y la techumbre hacía aguas por todas partes, haciéndose especialmente presente la humedad en las paredes y retablos de la iglesia. Han pasado cuatro años y Santa Catalina continúa con las paredes apuntaladas. Las obras de mejora no terminan de llegar. "Todo sigue igual. ¿Qué cómo va la restauración? -explica Antonio Hiraldo- Mal. No hay nada de nada. Seguimos sin noticias".

La llegada de los andamios para iniciar al menos la primera fase centrada en la reparación de las cubiertas se retrasa sine die. La responsabilidad de la demora hay que buscarla, apunta Hiraldo, en la Junta, cuya Consejería de Cultura no termina de oficializar, mediante la rúbrica del convenio, la ayuda económica que ha prometido al Arzobispado.

Los retrasos de Cultura se deben a los gastos del Programa Andalucía Barroca, que de momento, le impide hacer frente a nuevas inversiones. Sin embargo, la Junta siempre ha dejado claro que su intención es atajar "cuanto antes" el problema y aportar el dinero necesario para la restauración. Sin embargo, la espera se hace eterna e, incluso, crea cierta desconfianza. "Hasta que no vea allí a los albañiles trabajando no me lo voy a creer. Por mí, que comiencen mañana mismo", apunta Antonio Hiraldo.

El proyecto de restauración está redactado y hasta se ha cuantificado el presupuesto total en cuatro millones de euros. El Arzobispado asegura ya tener el 50% del coste de la primera fase para comenzar a trabajar en el templo. Mientras, se espera que la Junta haga efectivo el otro 50% para empezar a poner fin a una situación que el Arzobispado califica de "lamentable". El Ayuntamiento tiene congelado otro tanto.

Precisamente, el cardenal ha defendido su restauración en cada acto público que ha asistido. El último, la bendición del Templete de la Cruz del Campo el pasado mes de marzo. Allí Amigo Vallejo aprovechó el acto para hacer "una estación de esperanza por la iglesia de Santa Catalina", un monumento, que según el purpurado, "a todos nos pertenece".

Monseñor Amigo subrayó que "no se trata de pedir patrocinios sino responsabilidades" y apuntó a todos los sectores de la sociedad: "Iglesia, administraciones públicas, empresas privadas y hasta vecinos, que algo podrán poner". El cardenal animó a imitar el esfuerzo ya realizado en otros monumentos de la ciudad como El Salvador. Quizás a Santa Catalina le falte un moisés tan mediático e influyente como lo tuvo la antigua iglesia colegial.

Es de todos. Para concienciar a la ciudadanía, empresas y administraciones públicas, se han programado multitud de actos. El viacrucis por Santa Catalina ha contado con estaciones como una cuestación popular al pie del templo o la recogida de donativos de particulares a través de un número de cuenta corriente. El punto más álgido se alcanzó con la puesta en marcha de una página web (www.iglesiasantacatalina.org), desde la que se promueve la restauración de un templo levantado en el siglo XIV y que hoy día alberga tesoros góticos, mudéjares y barrocos. Pues como recuerda el párroco de Santa Catalina y San Román: "¿Cómo justificar más tiempo de espera para un monumento que forma parte de las entrañas de Sevilla? Santa Catalina interesa a todos".

Los damnificados de este problema hay que buscarlos en la vecina Iglesia de San Román. Allí reciben culto las imágenes de las hermandades de la Exaltación, Santa Lucía y el Carmen. El martirio de Santa Catalina va camino de imitar al de San Román, que en Sevilla se prolongó una década por la demora de las obras.

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