En la semana del cuarto de siglo de la muerte de Antonio Mairena, el Ayuntamiento de Mairena del Alcor, con la peña flamenca y su fundación, aúnan voluntad y esfuerzos para mantener viva su figura. El remozado de su mausoleo en el cementerio San José se presenta como un fruto de todo ello.
Su cripta se abrió la noche del pasado viernes en el contexto de una ofrenda floral en su honor minutos después de la misa que el sacerdote Emilio Calderón celebró por el eterno descanso de su alma, en la capilla del Cristo de la Cárcel. Todo ello momentos antes del arranque de la 47 edición del festival flamenco que él fundó, y que finalmente ayer fue suspendido por la lluvia y se celebrá el día 12, según confirmaron fuentes municipales.
Es ésta la primera ocasión en que se abren al público las entrañas del mausoleo que, tras su muerte, erigieron los escultores Jesús y Antonio Gavira, sus paisanos. Ello tras terminar interiormente la cripta, cuyas paredes se hallaban en bruto y sin solar, tarea que asumió la concejalía de Obras y Servicios.
Esto permite el traslado de los restos de Aurora García Heredia, su madre, que a partir de ahora le acompañará en su nicho. En otro paralelo yacerán desde ahora los restos de su padre, Rafael Cruz Vargas, compartiendo descanso con la hermana del artista. Otra novedad en el interior del habitáculo son las placas nominativas de las dos tumbas, ya que es intención de la familia ir reuniendo en el monumento a todos los miembros de la saga.
La inscripción de mayor dimensión pertenece al sepulcro de Antonio Mairena, incluyendo varios textos. En el centro, una frase deja presente el afecto que por él sintieron sus paisanos y otros muchos que no lo fueron, relegando a una segunda altura central la enumeración de los títulos que acaparó en vida, desde Hijo Adoptivo de Sevilla hasta Hijo Predilecto de Sevilla, primer Hijo Predilecto de Andalucía, Medalla de las Bellas Artes o Llave de Oro del Cante, entre otros.
En cuanto a los laterales, albergan literatura. El de la izquierda un poema de Antonio Murciano que se convirtió en tiento tango rezando como semblanza del cantaor de Los Alcores: "Antonio Cruz García, rey de la tribu de la yerbabuena". En el extremo opuesto, un fragmento de letra de uno de los cantes de su obra epitafio, El calor de mis recuerdos (1983): "El que se va, va diciendo en el silencio qué grande es la libertad". Todo ello junto a su nombre y el de su madre en lugar destacado, y las fechas de su periplo vital.
Hecho de mármol blanco, granito gris y plomizo bronce, el mausoleo es de inspiración faraónica por su perspectiva general triangular. Como en el antiguo Egipto, la interpretación geométrica remite a la metáfora de existencia de vida tras la muerte. Las cuatro esquinas de su templete central reproducen en relieve los rostros de los maestros que Antonio Mairena admiró y le influyeron: la Niña de los Peines, Manuel Torre, Joaquín el de la Paula y Juan Talega.
Los recitales y conferencias que han dado sentido a la semana en recuerdo de Antonio Mairena se han saldado con un aluvión de público, con noches que han convertido en pequeño el Patio del Pozo. El pasado lunes, con diferencia, fue la jornada que más público acaparó debido al estreno del nuevo vídeo sobre la figura del homenajeado, firmado por el grupo Libélulas Azules. Otra circunstancia concurrente en la semana de estudios flamencos ha sido la retransmisión de los actos por internet.
