De Cary Grant decían que era tan bueno que actuaba bien hasta cuando estaba de espaldas. Adorado por público, crítica y compañeros de profesión, sus películas eran sinónimo de éxito en taquilla y trabajó con los mejores directores. Todo muy bonito, salvo por una pequeña cuestión: nunca ganó el Oscar. Sí, le dieron uno honorífico en 1970, pero los de este tipo no valen lo mismo, son como de juguete. Si esta situación la trasladamos ahora a la política nacional, tenemos que Alfredo Pérez Rubalcaba va camino de lo mismo: las encuestas lo encumbran como el mejor político de España, y con diferencia es más valorado y genera más confianza que el propio Mariano Rajoy, pero ya saben cómo acabó ayer la película.
Hay cintas que son tan malas que ni la presencia del mejor actor es capaz de levantarlas, y más cuando el guionista ha dibujado una trama por la que asoman cinco millones de parados. Así no hay manera, podría decir, esto es poner a Messi en un equipo de regional preferente y echarlo a pelear con el Real Madrid. ¿Conclusión? Los peores resultados socialistas de la historia, y todavía habrá quien diga que su presencia salvó a la película del PSOE de un desastre aún mayor en taquilla.
Ahora lo que hay que ver es si a nuestro protagonista le van a dejar figurar en el cartel de la próxima película, porque Grant nunca ganó el Oscar, pero se hinchó a hacer películas. ¿Tendrá Rubalcaba al menos una segunda oportunidad? Rajoy, no hay que olvidarlo, se ha llevado el gato al agua a la tercera, como también le ocurrió a José María Aznar, pero ahora está por ver si el terremoto que se augura en el PSOE le permitirá aspirar a la secretaría general. Había dicho que no se iba a ir “a lo Almunia”, pero tras arrollarle anoche el rulo del PP no despejó las dudas y se limitó a anunciar un congreso ordinario para poner orden en la casa socialista. El actor parece que está por la labor, habrá que ver si le deja la realidad... y si los queridos compañeros no acaban por darle otro giro al guion previsto.
