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El mejor guía de Santa Cruz

El barrio de Santa Cruz contó con un guía de excepción: San Fernando. Espada en ristre y acompañado por la Virgen de las Aguas del Salvador, el rey santo fue conquistando en su recorrido a sevillanos y, sobre todo, a turistas. Por segundo año consecutivo, salía en procesión. Foto: J. Rodríguez.

el 15 sep 2009 / 05:42 h.

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El barrio de Santa Cruz contó ayer con un guía de excepción: San Fernando. Espada en ristre y acompañado por la Virgen de las Aguas del Salvador, el rey santo fue conquistando en su recorrido a sevillanos y, sobre todo, a turistas. Por segundo año consecutivo, salía en procesión. La cita se consolida.

Los costaleros de La Redención no necesitaban ensayar. Hacía sólo ocho días que habían sacado la talla del santo en el cortejo del Corpus. "En una semana vamos a salir dos veces. ¡Qué lujo!", bromeaban antes de salir. "Y tendrá que llegar el día que salga antes del Corpus", apuntaba una mujer fuera, en la Puerta de Palos. Hasta allí fueron llegando numerosas personas para presenciar una procesión joven en el tiempo -pues nació el año pasado- pero que cada vez va captando a un público más numeroso. La plaza Virgen de los Reyes se llenó de sevillanos y turistas que aguardaban a que se abrieran las puertas a las 19.30 horas.

Para los foráneos la expectación era doble pues no sabían muy bien de que se trataba: "Me han dicho que va a salir el patrón de Sevilla", repetía Susi, ciudadana china que acababa de aterrizar en la ciudad. Su cámara no dejaba de disparar fotos a todo lo que veía. El repique de campanas de la Giralda saludó en la calle a la imagen de San Fernando atribuida a Pedro Roldán. Rodeando la fuente por la acera del Palacio Arzobispal y a los sones de la marcha Estrella Sublime, la imagen del santo se fue perdiendo por la calle Mateos Gagos en unas escuetas andas sin velas en las esquinas y exornadas con claveles y gladiolos rojos. El elegante cortejo de devotos, miembros de la Casa de Castilla y León, la asociación de San Clemente y la de Alfonso X El Sabio trazaba la ruta turística por el barrio. Mateos Gago, Rodrigo Caro, Plaza de la Alianza y Alcazaba. La frenética actividad de los souvenirs quedó eclipsada por San Fernando.

Apostados a la barra del bar Las Columnas, muchos refrescaban el gaznate con la primera cerveza de la tarde mientras veían el discurrir de la Virgen de las Aguas, una de las imágenes de la Virgen que San Fernando desechó en su periplo de inmortalizar el sueño que le trajo la victoria sobre Sevilla. La Virgen de las Aguas, "sentada", como bien apuntaba un niño entre la bulla, cerraba el cortejo. En sus rasgos y en su vestimenta sobrevolaba un incuestionable estilo fernandino que recordaba a la mañana del 15 de agosto. "Se parece a la Virgen de los Reyes", sentenciaba Antonio el sacristán de la Catedral que, revestido, escoltaba el paso. En la presidencia el cardenal y, un poco más adelante, los miembros del Consejo de Cofradías, salvo el presidente.

De recordar la procedencia de su nombre se encargó Amparo, una vecina de la calle Rodrigo Caro que, con paciencia, explicaba la leyenda a sus nietos: "Se llama Virgen de las Aguas porque cuentan que cuando a San Fernando se le apareció la Virgen mandó tallar una igual. Cuando le presentaron esta dijo: Está entre dos aguas". Sea cierto o no a la imagen sedente se le tocó la marcha Virgen de las Aguas nada más salir. Poco más de una hora y cuarto duró la procesión. Para los turistas fue quizás el mejor souvenir que pudieron llevarse de la ciudad. Una foto del patrón de Sevilla por Santa Cruz.

Visitas matinales. La jornada festiva comenzó por la mañana con la visita al cuerpo incorrupto del santo. Las colas para verlo llegaban hasta la plaza del Triunfo. Soldados del cuerpo de la Armada de Ingenieros montaron guardia hasta las dos de la tarde, cuando se cerró la urna.

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