Economía

El mercado de fincas repunta en Sevilla por las gangas y disputas de herencias

Deshacerse de patrimonio agrario para obtener liquidez y la falta de renovación generacional en el campo son claves en el aumento de las operaciones. La transmisión de explotaciones agrarias crece por vez primera desde el inicio de la crisis en la provincia: 5.739 en 2013, un 13,75% más.

el 12 feb 2014 / 23:45 h.

TAGS:

girasol1 El descenso de los precios de la tierra agroganadera a lo largo de esta crisis económica parece haber tocado fondo. El dinero retornó al campo el año pasado a tenor del incremento en la compra de fincas rústicas registrado en la provincia de Sevilla. No estamos hablando sólo de terrenos para cultivos, sino también para recreo (ocio y caza, por ejemplo). Pero hay una razón más que explicaría la existencia de tantos carteles de se vende no ya en grandes explotaciones, sino también en parcelas pequeñas, y de tantas webs que burbujean al calor del próspero negocio: «que la gente está tiesa». En concreto, el número de transmisiones de fincas rústicas en la provincia de Sevilla fue en 2013 de 5.739, el 13,75 por ciento más que en el ejercicio anterior y el primer crecimiento anual desde 2007, según datos publicados ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Eso sí, la cifra aún está muy por debajo de la alcanzada en 2007, en los últimos coletazos del boom económico y también de la especulación inmobiliaria de la que no se libró el agro –vía masivas recalificaciones de suelos rústicos cercanos a los pueblos para construir viviendas y mediante la compra de parcelas en las que construir segundas residencias con piscina–. De las 5.739 transmisiones, las correspondientes a compraventas fueron 1.863, frente a las 1.812 registradas en 2012, esto es, un 2,81 por ciento más, si bien menos de la mitad de las 4.114 contabilizadas en 2007, ejercicio en el que se pagaron precios desorbitados por la tierra gracias a una banca que tenía abierta de par en par la puerta del crédito. «Y es que la gente está tiesa». Elocuente es el calificativo que emplean en la patronal Asaja-Sevilla para explicar la evolución del mercado. Las cosas parece que vuelven a su cauce después de años y años de encarecimientos y hay propietarios, tanto antiguos como recientes, que venden porque no tienen más remedio, «y en no pocos casos a precios de ganga». «El profesional de la agricultura vuelve ahora a mostrar interés por unas fincas que años atrás tenían precios prohibitivos», comentan fuentes de la asociación. Pero, agregan, hay otro problema adicional: la falta de renovación generacional. Veamos: 1.981 del global de 5.739 transmisiones de terrenos rústicos se ejecutaron por herencia, residiendo aquí el principal crecimiento: 13 por ciento, siendo también la mayor cifra desde 2007 –entonces ascendió a 2.144–. ¿Qué está ocurriendo? Por un lado, el progresivo envejecimiento de los agricultores sevillanos y el lógico traspaso a los hijos; y por otro, que la crisis –y esto es vox populi en los pueblos y en los despachos de abogados– ha disparado las disputas por las herencias. «El de la falta de renovación generacional es un grave problema. Los hijos que se sienten fuera de la tradición agraria de sus padres venden en cuanto reciben la transmisión de la propiedad», explican desde Asaja. Cabe recordar que la legislación estatal es muy estricta a la hora de impedir las subdivisiones de fincas para evitar el muy poco rentable minifundismo. Uno de los ejemplos más claros de las compras especulativas radicó en la dehesa, cuya actividad se reduce al ganado y al corcho. Es decir, «se tardan décadas en rentabilizar la inversión si quien compra quiere vivir del campo». El movimiento actual de compraventas podría justificarse de dos formas: primero, que los ladrilleros venidos a menos tratan de deshacerse de las explotaciones que tomaron para aumentar patrimonio y por capricho; y segundo, que, tras años en decadencia, se percibe un mayor interés por criar cerdos ibéricos tras una carestía que ha mejorado sensiblemente su cotización. En 2013 también se incrementaron las donaciones (de 78 a 89, la cifra más alta desde 2008) y cayeron al mínimo las permutas (de 33 a 17).

  • 1