Ni el 24 de junio de 2006, ni en la primavera de 2008, ni tampoco este 30 de septiembre. Y está por ver si la línea 1 del Metro abrirá antes de Navidad. Por lo que pueda pasar, no hay fecha. Tras más de cinco años de obras, lo que es seguro es que se está en la recta final y es hora de hacer balance. En pocos meses, Ciudad Expo y Montequinto estarán a sólo 39 minutos de viaje.
La historia de la construcción de la primera línea del suburbano es larga y tortuosa, pero no siempre lo que mal empieza acaba de igual modo. Eso es lo que pretenden demostrar los responsables de la infraestructura más importante construida en Sevilla y provincia, que ha tenido que esperar tres décadas para tener su línea 1 de Metro a punto de estreno.
Hasta su nacimiento fue polémico. El modelo de gestión elegido para la construcción y explotación de sus 18 kilómetros, con la concesión a la UTE Dragados, Sacyr y Gea 21, ha sido cuestionado desde primera hora. Incluso la Junta tuvo que hacerse con el 20% del accionariado de la sociedad para poder controlar mejor los trabajos. Ante los problemas surgidos y los retrasos, el Gobierno andaluz se planteó incluso hacerse cargo de la construcción del tramo 2, algo que ha debido hacer en Málaga, donde ha retirado la concesión de algún tramo, si bien allí trabajan varias empresas.
En el caso de Sevilla, lidiar con una sola sociedad no ha sido fácil. Además, ésta atravesó al principio muchos baches, de ahí los tres cambios de gerente. No obstante, la lista de personas que han ido pasando por el proyecto es larga. Botón de muestra son los tres consejeros de Obras Públicas: Concepción Gutiérrez (que afrontó casi todo el proyecto), Mar Moreno (sólo dos meses) y el actual, Luis García Garrido. En apenas unos días se sumará a las bajas la de Teófilo Serrano, director gerente de Ferrocarriles Andaluces, el ente de la Junta encargado de velar por el proyecto.
A toro pasado, todo apunta a que la decisión de empezar la obra por Los Remedios no fue la más acertada. Hasta se tuvo que cambiar el sistema constructivo para garantizar la seguridad de los edificios. Las quejas vecinales se hicieron más que patentes. No había experiencia previa y el subsuelo de Sevilla nada tiene que ver con el madrileño. Además, fue un error empezar sin tener listos los proyectos constructivos, de ahí los muchos cambios que se aprobaron a lo largo de estos años. No obstante, hay quien opina que si la iniciativa no se hubiera puesto en marcha entonces, nunca habría comenzado.
Con todo (socavones, averías, grietas...), lo cierto es que los ingenieros tardaron en adaptarse a Sevilla. Un ejemplo fue la tuneladora. El túnel de ida se ejecutó en 21 meses, y el paralelo de vuelta, en sólo siete. Eso sí, la obra no ha registrado en cinco años accidentes graves. La caída de una viga de cien toneladas sobre la SE-30 el 23 de agosto de 2006 fue el fallo más importante. La suerte o un milagro evitó que hubiese víctimas.
Por ahora, la obra avanza a marchas forzadas y las pruebas se están superando con nota. Sólo hay que esperar a que, por fin, a final de año se feche la ansiada inauguración.
