No, al contrario de lo que pudieran pensar capillitas, cofrades, estadísticos y curiosos, el Miércoles Santo no ha llovido; sí, han leído bien, les digo que de ninguna manera ha caído una gota.
"Font, ¿has bebido o te has fumado un pitillito?". Nada de eso, hijo, ni bebo ni fumo (comer sí, lo que me deja el doctor Fernández Argüeso) y lo que te digo es la verdad, lo que pasa es que la naturaleza es sabia y, por tanto, concluyo con que los días que ha llovido han sido el Martes y, como siempre, el Viernes Santo.
Me explicaré, ¿han caído, carísimos lectores, en que este año 2008 es bisiesto?, ¿han caído en que febrero ha tenido un día más?, pues exactamente ahí está la causa de que la naturaleza, que no entiende de almanaques, se ha creído que tenía que soltar agua el 19 de marzo que, si no llega a ser bisiesto, hubiera sido Martes Santo y, el 22 que, igualmente, cómo no, habría sido Viernes Santo en vez de Sábado. De cualquier modo, me alegro por las cofradías de esos días, principalmente las del Viernes (Carretería, Cachorro, San Isidoro, ¿verdad, Guille?) y las demás.
Ante tantas Semanas Santas mermadas o parciales, ¿no creen que ya va siendo hora de sacar a alguna imagen en rogativa por la escampada, por contraposición a por la lluvia?, porque tendría una quevé que Dios, que está tan guardaíto todo el año en sus altares de Sevilla, no evitara lo que con tanto tesón y anhelo soñamos tantos cofrades: hacer estación de penitencia.