Hace justo dos meses, el hallazgo del cadáver semidesnudo de una mujer en un olivar de Puente del Obispo (Jaén) conmocionó a la opinión pública dentro y fuera del pueblo. Ahora, como relata el alcalde, Andrés Montoya, "ya no se comenta nada. La mayoría de la gente lo ha olvidado".
El caso sigue abierto pero las palabras de Montoya resultan clarificadoras: "Quizá se levantó un poco más de revuelo cuando se barajó la posibilidad de que el cuerpo fuera una mujer que vivía en la pedanía, pero al descartarse la posibilidad, el asunto se ha olvidado".
El examen apuntó que se trataba de una mujer de entre 25 y 30 años, con el pelo castaño y 1,65 metros de altura. El subdelegado del Gobierno, Fernando Calahorro, indicó que, posiblemente, la joven procedía del Este de Europa y desveló que, presumiblemente, había sido asfixiada, de forma manual, por su presunto asesino, que la tomó por el cuello y apretó su cara contra el suelo. Aparte de esto, ningún dato más ni huellas que arrojaran algún atisbo de luz en un caso entre tinieblas. El cuerpo sólo llevaba ropa interior y no tenían documentación que lo identificara.
Al principio se barajó que podía ser una joven de nacionalidad rumana residente en Puente del Obispo y a la que hacía tiempo que no se la veía, pero la Guardia Civil desterró esa hipótesis. Sus huellas no coincidían con ningunas del fichero de desaparecidos. La Guardia Civil apeló a la colaboración ciudadana y difundió la imagen de la joven pero su identidad sigue siendo un misterio y el cadáver, un número en el Instituto Anatómico Forense, a la espera de que alguien lo reconozca.
