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El mito sobrecogedor

el 15 dic 2012 / 08:59 h.

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Lugar: Teatro Central 14 y 15 de diciembre Compañía: Última Vez. Dirección y Coreografía: Win Vandekeybus. Intérpretes: Win Vandekeybus, Ricardo Ambrozio, Sjoerd Bruil, Guy Dermul, Elena Fokina, Tanja Marín, Luke Jessop,Zebastián Méndez, MáteMészáros, Bénédicte Mottar, Aymara Parola, Jeroen Stevens, Dymitri Szypura, Willy Thomas, Roland Van Campenhout, Casrly Wijs.

Dos hombres hablando con los pies. Es el comienzo de esta singular versión dancística del mito de Edipo, que Jan Dacorte recreó en su día con un delicioso espíritu transgresor.
El espectáculo se define como una obra de danza-teatro cuya dramaturgia reproduce la visión del mito de este escritor, quien no dudó en añadir al título el apelativo de "bestia negra". Así, la obra comienza cuando la tragedia ya ha sucedido y se conforma como una sucesión de flash back que combinan las piezas de danza con la dramaturgia en torno al personaje principal interpretado por el propio Wandekeybus.

La puesta en escena de sirve de una escenografía que, a pesar de su sencillez, potencia el espíritu sobrecoger de la tragedia gracias a una gran esfera recubierta de trapos por donde los bailarines escalan para componer un sinfín de imágenes inquietantes, sensuales y hermosas.

De la misma manera, la música de rock interpretada en directo por Sjoerd Bruil, Jeroen Stevens y Roland Van Campenhout imprime al escenario una atmósfera sobrecogedora que incide en el carácter maldito del mito de Edipo, quien acabó matando a su padre y casándose con su madre, que era justo lo que el Oráculo le había predestinado al nacer. Así, la tragedia de Edipo plantea de entrada la cuestión de la incapacidad de los hombres para dirigir su destino. Aunque esa no es la única lectura. También la búsqueda de la verdad y sus trágicas consecuencias planean sobre el mítico personaje. Tal vez por eso esta versión comienza por el final para centrarse justo en esa búsqueda.

La danza y el mito elaboran un diálogo tan elocuente como original. Mientras Edipo, Yocasta, el Oráculo y el pastor abordan sus personajes desde la interpretación dramática, los bailarines asumen la función que la tragedia clásica otorgaba al coro. En ese sentido cabe destacar el dominio y la limpieza técnica con la que bordan una coreografía que pasa de movimientos y figuras sinuosas a otras auténticamente vertiginosas e impactantes, colmando el escenario de fuerza y desgarro.

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