A. Villar / C. Rengel
La muerte por 30 disparos de un toro de Miura en Lora del Río el jueves no fue por gusto. Fuentes de la Guardia Civil afirmaron ayer que el astado se puso nervioso y tras perseguir a los que se encontraban en la zona levantó uno de los coches patrullas hasta un metro del suelo, rompiendo los amortiguadores, el parachoques y un faro, mientras que en un segundo vehículo rompió la ventana del copiloto. El toro, cárdeno, pesaba en torno a los 600 kilos de peso y ya estaba listo para la lidia.
No obstante, el morlaco escapó de la finca y se dirigió hasta las inmediaciones de la carretera A-456, donde fue rodeado de varias unidades del instituto armado, que ocuparon la vía evitando que el animal provocase algún percance a los vehículos que circulaban por la zona.