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El miura levantó un metro del suelo el patrullero antes de ser abatido

La muerte por 30 disparos de un toro de Miura en Lora del Río el jueves no fue por gusto. El astado, que se había escapado de la finca Zahariche, se puso nervioso y comenzó a perseguir a las personas y a embestir a los vehículos, a uno de los cuales levantó un metro del suelo.

el 16 sep 2009 / 02:27 h.

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A. Villar / C. Rengel

La muerte por 30 disparos de un toro de Miura en Lora del Río el jueves no fue por gusto. El astado, que se había escapado de la finca Zahariche, se puso nervioso y comenzó a perseguir a las personas y a embestir a los vehículos, a uno de los cuales levantó un metro del suelo.

Tras saltar la verja de la finca, el toro -que superaba los 600 kilos, según señalaron fuentes de la Guardia Civil- se mantuvo tranquilo en los primeros minutos para a continuación descontrolarse, aunque las circunstancias no están del todo claras. Mientras que los agentes que intervinieron en Lora de Río afirman que fue la salida de un caballista de la finca para devolver el animal al vallado lo que le hizo ponerse nervioso, el ganadero Eduardo Miura, propietario de la finca y del astado, aseguró en la tarde de ayer que "cuando salió el caballista ya habían matado al toro".

Lo cierto es que el toro comenzó a correr hacia varias personas que estaban en la zona, por lo que los guardias civiles decidieron activar las sirenas de los coches patrulla para desviar su atención, según afirmaron los agentes que participaron en el percance. El animal volvió a calmarse unos segundos pero volvió a arrancarse al momento contra los coches patrulla, levantando al primero de ellos hasta un metro del suelo, rompiéndole los amortiguadores, el parachoques y un faro. A continuación embistió un segundo vehículo, al que le rompió la ventana del copiloto.

Según fuentes de la Benemérita en ese momento, y tras verse en peligro el agente que se encontraba en este coche y las personas que estaban situadas detrás de él, los agentes recurrieron a sus armas reglamentarias.

¿Y por qué 30 disparos? Desde la Guardia Civil señalaron que el calibre de las armas que utilizan los agentes -nueve milímetros parabelum- no está preparado para disparar sobre animales de semejante peso, por lo que fue difícil abatirlo.

En declaraciones al programa 'Hoy por hoy Sevilla', de la Cadena SER, José Miguel, uno de los agentes que estaba en el control de tráfico que se montó y que estaba presente cuando se mató al animal, afirmó que "en esos momentos lo primero fue mirar que todos estábamos bien, después de haber visto cómo levantó el primer vehículo y cómo levantó varias veces a un segundo que enganchó con el pitón".

Al final, la única víctima fue el toro, pero todo podría haber sido mucho peor, o mejor, si hubieran contado con el apoyo del personal de la finca.

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