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El motor de la empresa

La CES premia a Eduardo Pérez Serrera tras medio siglo al frente de Viuda de Terry por su contribución al empresariado y a la patronal.

el 17 dic 2013 / 09:33 h.

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15346514Un emocionado Eduardo Pérez Serrera, responsable durante medio siglo del concesionario de automóviles Viuda de Terry, recogió ayer el VII premio Rafael Padura que entrega la patronal sevillana recordando los “tiempos difíciles” que vivió junto al propio Padura, asesinado por el Grapo en 1984 cuando era presidente de la CES. “Vivimos tiempos difíciles, de mucha inseguridad, peligrosos. Porque Rafael murió por ser presidente de la CES: vinieron a por nosotros”, afirmó con aplomo en presencia de Rafael y Sara Padura de Castro, hijos del empresario. Para colmatar su discurso, Pérez Serrera destacó que repetiría la contribución que realizó desde la patronal del metal, Fedeme, cuando llegó a ceder locales y muebles para las primeras reuniones de la CES. “Y seguiría colaborando, porque creo que es un órgano muy importante para todos los empresarios”, dijo antes de fundirse en un abrazo con el actual presidente de la patronal sevillana, Miguel Rus. En su presentación, Rus destacó a Pérez Serrera como ejemplo de “qué es ser empresario”, al incluirlo entre esos emprendedores que “creen que el mejor camino para hacer una sociedad más próspera y más justa es el mundo de la empresa y de la creación de empleo”. Porque si importante es esquivar las tormentas económicas, insistió Rus, también lo es mantener “un modelo de empresa con fines sociales” que arraigue al contribuir al avance de toda la sociedad. 15346876Por eso mismo alabó su “dedicación al mundo de las organizaciones empresariales”, desde Fedeme y desde la propia CES, de la que fue vicepresidente de todos sus comités ejecutivos. El acto, que se celebró en el salón de actos del Cortijo Gota de Leche, sede del Grupo Morera&Vallejo, contó con la presencia del propio presidente de este grupo, Antonio Morera, del anterior presidente de la CES, Antonio Galadí, y de un nutrido grupo de empresarios, entre los que estaban los hijos de Pérez Serrera, Eduardo y Marta.Para ellos, Rus también tuvo palabras al mencionarlos como herederos de una próspera empresa al frente de la cual se puso su padre con únicamente 21 años, cuando “sólo existían tres marcas de coches: Seat, Renault y Citroën”. El homenajeado recordó ayer para El Correo ayer sus difíciles inicios, cuando para reparar los coches tenía que hacer casi “artesanía” porque no había piezas; su expansión en los años 60, y cómo en la última década, en plena crisis, fue capaz de ampliar sus instalaciones y mantener a sus 70 trabajadores. Para los que quieran seguir la senda de un empresario automovilístico que inició su recorrido con “un dos caballos que costaba 66.000 pesetas” y ahora disfruta de un Citroën C6, por buscar el paralelismo en su sector, la fórmula no tiene misterio: “Hay que ser valiente y tener sentido común. Pero sobre todo, hay que trabajar mucho, mucho”.

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