El mundo entero se apagó ayer durante una hora para decir basta ya a la contaminación energética y luchar contra el cambio climático. La iniciativa organizada por el Fondo Mundial de la Naturaleza (WWF) fue secundada en la mayoría del planeta.
La neozelandesa Isla Chatham, habitada sólo por científicos, fue el primer lugar del mundo en apagar sus generadores en el arranque de la iniciativa. "Lanzará una fuerte señal a los líderes globales de los que millones de personas dependen para tomar decisiones: que corrijan el cambio climático cuando se reúnan en la cumbre, explicó uno de los creadores de la Hora del Planeta, Andy Ridley.
Un estridente bocinazo de los transbordadores del transporte público de Sidney dio paso al apagón en la mayor ciudad australiana, donde se oscurecieron la Casa de la Ópera y los rascacielos, mientras en los restaurantes se cambiaba la iluminación eléctrica por la de velas. En Wellington, el Beehive, edificio del Parlamento de Nueva Zelanda, apagó la iluminación, y también la torre de comunicaciones de Auckland, junto a otras 44 ciudades del país. En la isla de Fiyi y otras vecinas, cuya contribución a las emisiones de gases que provocan el efecto invernadero es ínfima pero donde sus consecuencias pueden inundar las islas, la Hora del Planeta contó con el apoyo de gobiernos centrales, locales y del sector turístico, además de miles de ciudadanos.
Otros países asiáticos se disponían a sumar a la iniciativa, como Filipinas, con una cuenta atrás para oscurecer el monumento de Rizal y la Catedral de Manila, o Malasia, con un apagón en la torre Menara Kuala Lumpur, de 421 metros de altura, mientras en Singapur hubo meriendas a la luz de las velas en el parque Esplanade.
En Europa, por su parte, también se sumaron los grandes monumentos como la plaza romana de San Pedro; el Coliseo; el Puente de Rialto, en Venecia y la Torre de Pisa, entre otros. En Bruselas, sede administrativa de la UE, también se pulsó el interruptor de todos los edificios públicos, desde las instituciones comunitarias -la Comisión Europea, el Consejo y el Parlamento- a las federales, regionales y locales. Y como colofón, la red de autopistas -la única de toda Europa totalmente iluminada- se quedó a oscuras, excepto en los puentes y los accesos, después de que tanto la región valona como la flamenca aceptaran unirse a la campaña. Por el contrario, Japón fue junto con Arabia Saudí el único país miembro del G20 que no se sumó a esta iniciativa mundial, según los organizadores.
Más de cien ciudades españolas, entre ellas las 54 capitales de provincia, se sumaron también a la iniciativa de la organización WWF y apagaron sus luces. Entre los monumentos que se quedaron a oscuras destacan el museo Guggenheim de Bilbao, la Sagrada Familia, la Pedrera de Caixa Catalunya y la Torre Agbar, en Barcelona; la Puerta de Alcalá, el Palacio Real, el Congreso de los Diputados y la fuente de La Ciebeles, en Madrid; la Plaza del Pilar y el ayuntamiento de Zaragoza; el Acueducto y la Catedral, en Segovia; la Giralda, la Torre del Oro y el Puente de Triana, en Sevilla; la Alhambra, en Granada; así como el Ayuntamiento y el Palau de la Música de la capital valenciana.