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El muro de la discordia

Son vecinos del barrio camero de Coca de la Piñera, pero la convivencia con uno de ellos ha quedado deteriorada tras levantar éste una valla de seis metros de altura para "preservar la intimidad" de su patio.

el 15 sep 2009 / 02:27 h.

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Son vecinos del barrio camero de Coca de la Piñera, pero la convivencia con uno de ellos ha quedado deteriorada tras levantar éste una valla de seis metros de altura para "preservar la intimidad" de su patio. Como contrapartida, la valla, recubierta de seto artificial, "tapa la luz, el aire y la visión" al resto de las viviendas.

La discordia ha quedado empapelada en forma de pancartas que anuncian las quejas de los afectados. De balcones y terrazas cuelgan telas pintadas anunciando su descontento. "Esto es un atropello por parte de este vecino", refleja una junto a una flecha que señala en dirección de la vivienda del vecino rebelde. "Mi hijo también necesita sol", puede leerse sobre la pared del número 6. En el número 8 reza: "los vecinos de San Fernando número 1 nos dejan sin luz, aire y sin visión. ¿Culpable? El Excmo. Ayuntamiento de Camas".

Las pancartas captan la atención de los viandantes; otras viviendas, a las que no les afecta la valla, se han solidarizado y también cuelgan mensajes. Pasquines bajo el título "¡No hay derecho!", completan el escenario.

En total son seis viviendas, cuyos patios traseros y terrazas dan al patio de Rafael Castro, el propietario de la vivienda con la valla. Para Castro, su familia está "ejerciendo un derecho fundamental, que es el de la intimidad". Además argumenta que todo lo ha hecho "conforme a la legalidad", ya que en su día contó con el permiso de obras del Ayuntamiento.

Para Pedro Juan de Dios no es tan simple. El pasado verano construyó una terraza cubierta a la que le gusta salir a fumarse un cigarro y contemplar las vistas. Ahora sólo ve un tramo de valla de seto artificial. Además, afirma que "a la fuerza tenemos que estar encendiendo las luces".

Otro vecino, Carlos Jiménez, dice que como la valla tiene los seis metros que le permite el Ayuntamiento, "lo demás les importa un pepino". "Yo tenía amistad con ellos y les pedí explicaciones. No te dicen por cojones pero así lo hicieron". Teresa Sánchez-Ibargüen, vecina de la casa 3, se queja también de que tiene que "andar encendiendo las luces todo el día" y asegura que sobre su tabique están sujetas las barras de la valla.

Los vecinos han puesto el asunto en manos de un abogado, ya que el Ayuntamiento no quiere intervenir. Castro dice sentirse "acosado" y admite como única salida la de un juicio. "El asunto está enconado".

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