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"El museo de la cerámica será el imán de Triana"

A falta de la constructora, del Museo de la Cerámica de Triana se saben ya las colecciones que nutrirán sus salas, así como el diseño del inmueble. Y desde ayer, las piezas que saldrán de la firma Cerámica Santa Ana para alumbrar el futuro museo, cuyo valor ha sido tasado por los expertos en 336.230 euros.

el 16 sep 2009 / 00:32 h.

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Es lo que cuestan las reliquias de la alfarería trianera que la empresa Cerámica Santa Ana venderá para que desembarquen en el futuro Museo de la Cerámica del viejo arrabal, después de que cuatro eruditos en patrimonio del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (IAPH) hayan catalogado estas joyas del siglo XIX y XX desde el pasado mes de noviembre de 2008.

Ahora serán la Junta de Andalucía, a través de la Consejería de Turismo, Comercio y Deporte, y el Ayuntamiento de Sevilla, por mediación del Consorcio de Turismo, titulares de financiar el Plan Turístico, quienes inviertan el dinero para que la colección vaya no muy lejos de donde han estado siempre, en el inmueble anexo a la actual tienda que la empresa Santa Ana tiene entre las calles Antillano Campos y San Jorge, que hasta hace poco ha sido su fábrica, y en un plazo de dos años se convertirá en el museo de la intrahistoria cultural de Triana.

Sin embargo, las autoridades no se comprometen en dar plazos. De hecho, ayer cuando anunciaron la tasación y el número de piezas que conforman la colección, en presencia de los propietarios de la empresa, Antonio Rodríguez y José Manuel González, tanto el responsable de la Delegación de Cultura de la Junta, Bernardo Bueno, y el delegado del distrito Triana, Alberto Moriñas, eludieron dar una fecha concreta. Pero la delegada de Cultura, Maribel Montaño, arrojó algo de luz al final de un proyecto que ya lleva su año y medio de retraso después de muchos contratiempos, y el que irá acumulando hasta su inauguración -si se cumplen los plazos, a principios de 2011-: "De momento estamos sin fecha para la apertura del museo, pero será pronto porque las cosas, aunque sean tarde, llegan".

Según desgranó ayer Lorenzo Pérez del Campo, jefe de intervención del IAPH, sobre la riqueza de las piezas catalogadas, "desde el principio nos dimos cuenta del carácter significativo y portentoso de una colección que recoge el proceso completo de todos los momentos productivos de la cerámica, desde los bocetos, pasando por las herramientas utilizadas, y hasta las piezas ya elaboradas".

El fondo cerámico de Santa Ana se encuentra repartido en 7 lotes y está compuesto de 6.618 dibujos -más de lo pensado-, 139 moldes, 128 planchas de hierro, murales y bancos de cerámica, bocetos, cuadernos y libros científicos, instrumentos y útiles mecánicos, obras terminadas de entre los años 40 y 80, una colección de 22 catálogos con 20.194 fichas e incluso un libro de firmas de personajes que visitaron la antigua fábrica. Todo este tesoro acompañará a las piezas de los siglos XIX y XX de la del coleccionista sevillano Vicente Carranza.

Ya sólo queda que el edificio del futuro museo sea intervenido por una constructora que aún tiene que seleccionarse, para que acometa la restauración y rehabilitar la antigua fábrica siguiendo el proyecto ganador del concurso de ideas. Este ha sido denominado por sus arquitectos con el nombre de Paisaje Alfar. Se trata de un estudio sevillano integrado por Esther Gil, Miguel Hernández, Francisco Domínguez, Juliane Potter y Ángel González. Dicen que cuando se enteraron de la convocatoria "ni lo pensamos, era un proyecto muy atractivo", dice Esther. Y es que quedaron sorprendidos al entrar en la antigua fábrica de Santa Ana por primera vez para conocer las necesidades de la restauración, porque "no es normal" que llegue a nuestros días un conjunto alfarero tan rico en tan buen estado de conservación. Les llamó mucho la atención la tipología tan diversa escondida entre las dos parcelas del museo. Dentro se oculta un complejo alfarero casi intacto y "creemos que muchos de sus elementos deben de conservarse e intervenirse en las zonas que hacen falta para adecentar el edificio", dice Miguel. Quieren que el Museo de la Cerámica se convierta "en el imán de Triana", porque está en un espacio "muy rico urbanísticamente porque en esta zona, de marcado signo artesanal, los talleres estaban comunicados entre sí, y no dispuestos de forma independiente". Por ello, el papel de los hornos durante las visitas, que se verán desde la primera planta, a ras de suelo, e incluso por dentro, será fundamental para dar una entender cómo trabajaban los alfareros trianeros.

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