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El museo de la Macarena

Cuando, remozado y ampliado, vuelva a abrir sus puertas, el Museo de la Macarena se convertirá en un nuevo hito en la geografía sevillana. Esto es una profecía de obligado cumplimiento, o sea, una perogrullada porque la imantación que posee aquella imagen de la Virgen no tiene parangón.

el 16 sep 2009 / 06:04 h.

Cuando, remozado y ampliado, vuelva a abrir sus puertas, el Museo de la Macarena se convertirá en un nuevo hito en la geografía sevillana. Esto es una profecía de obligado cumplimiento, o sea, una perogrullada porque la imantación que posee aquella imagen de la Virgen no tiene parangón; eso es así por mucho que no pueda explicarse cuál fue la causa por la que las impresiones negativas de las guías para viajeros de finales del XIX -"allí se agita un público en estado de la más irreverente piedad y de la exaltación religiosa más deplorable", decía un autor en la mañana del Viernes Santo- cambiaron de raíz.

Si, por otra parte, repasamos las escenas populares literarias de hace más de un siglo, desde Bécquer a Gestoso, aquellos pagos tampoco salen muy bien parados; "macareno" no era precisamente un término halagador. Esa visión peyorativa dejó de lastrar a un barrio cuando su Virgen de la Esperanza se convirtió al poco en paradigma de la belleza y la emoción, en seña de identidad por la que Sevilla se pregonaba en el mundo. La imagen patronal del barrio de la Macarena y la de Sevilla fueron muchas veces la misma en primavera.

Por eso, igual que el Museo de la Maestranza es más que un espacio expositivo sobre la corporación ecuestre, el de la Macarena debería incidir en vectores que sobrepasan la hermandad, adentrarse en las artes plásticas, la lírica, la antropología? Tendrían que mostrarse dibujos y cuadros de García Ramos, carteles de Juan Miguel Sánchez, Hohenleitner o Vicente Flores, los versos de la Tardecilla del Jueves Santo, de García Lorca, los textos de Mas y Prat?, la Sevilla de la que ahora se cumplen los 90 años. También es justo que de ella, por medio del museo, la hermandad y el barrio -desde la Encarnación a la Resolana- reclamen su parte en el rédito de la gloria.

Antonio Zoido es escritor e historiador

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