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'El niño' quiere dar brillo a su palmarés

el 31 ene 2011 / 21:36 h.

En busca de mayor gloria, después de tres años y medio sin títulos en Inglaterra, Fernando Torres ha dado el paso de abandonar Anfield para recalar en el Chelsea, con el que espera dar brillo a un palmarés que, por el momento, sólo suma títulos con la selección española (Eurocopa y Mundial).

Decisivo, veloz y potente. Tímido y humilde. Así es Fernando Torres, el nuevo goleador del Chelsea que deja roto el corazón de los muchos aficionados del Liverpool que conquistó nada más aterrizar en Anfield.

"El Niño", que abandonó el Atlético para volar en Europa, sale del Liverpool con una semifinal de la Liga de Campeones y 74 goles como principal bagaje.

Llegó a Anfield por petición expresa de Rafa Benítez, convertido en la inversión más cara de la historia del mítico club (36 millones de euros), y, ya sin el técnico español en el banquillo, se marcha invitado por un deseo personal de Roman Abramovich, dueño del Chelsea, que ha estado dispuesto a volver a romper el mercado (58 millones de euros) para revitalizar un proyecto que comenzaba a languidecer.

Torres viajó el 4 de julio de 2007 contento hacia Liverpool, una ciudad obrera que sintoniza con las raíces del jugador. Lo hizo motivado por las ganas de competir al máximo nivel europeo, en la 'Champions League', donde no conseguía jugar con el Atlético de Madrid, el club en el que creció desde los once años y con el que debutó en Primera división, a los 17 años.

Tras dieciocho meses de especulaciones sobre el traspaso de Torres a otro club de la Premier, el ariete abandona la entidad de Merseyside afectado precisamente por la ausencia del equipo esta temporada en la Liga de Campeones y dolido por los resultados de los últimos meses, en los que el Liverpool llegó a verse sumergido en el terreno de más peligro de la tabla.

Ni el cambio de propietarios en octubre pasado (los estadounidenses Tom Hicks y George Gillet vendieron el club por casi 350 millones de euros al consorcio del mismo país NESV) ni los dos relevos de entrenadores que vivió el banquillo en menos de un año (Roy Hodgson, que llegó en junio para reemplazar a Benítez, fue destituido en enero en favor de Kenny Dalglish) fueron suficientes para retener al futbolista.

Su exigencia y amor propio volvieron a ponerse por delante cuando Torres presentó el viernes por la noche una petición formal al Liverpool para que le permitiera su traspaso.

La fuerza con la que los "reds" se aferraban a conservar Torres, cuya petición fue rechazada, demuestra el gran activo en el que se había convertido el "Niño" Torres.

Su apariencia infantil e inocente, que contrasta con la fortaleza de su físico y mente, le ayudó en su adaptación a la Premier League, donde logró desconcertar a duros rivales para dar rienda suelta a su olfato de gol.

Muy cercano al otro español del plantel, el portero Pepe Reina, durante estos años se le ha visto madurar y ser padre en dos ocasiones junto a su mujer, Olalla Domínguez.

Juntos han encontrado en el Reino Unido un espacio para huir de las cámaras, pese al furor que despierta el jugador entre las jóvenes inglesas.

Alejado, pues, siempre que le es posible, del entorno mediático y ajeno a las fiestas y eventos de lujo que rodean a otros futbolistas, Fernando Torres ha hecho posible dos sueños con la selección española.

El 29 de junio de 2008 se coronó al marcar el único gol de España en la final de la Eurocopa disputada ante Alemania en Viena, con el que emuló a Marcelino para reconducir a España a la gloria 44 años después. Fue el punto álgido de su carrera.

Su siguiente logro: el Mundial de Sudáfrica en 2010.

Las lesiones amenazaron al jugador, que vio interrumpida su temporada 2009-2010 por dos operaciones de rodilla.

Después de casi tres meses de baja, desde diciembre, logró recuperarse para volver a jugar con el Liverpool el 21 de febrero, después de someterse a la primera intervención. Sin embargo, las molestias reaparecieron en abril y, a menos de tres meses para el comienzo del Mundial, Torres requirió una nueva operación en la rodilla derecha.

Ansioso por llegar a tiempo a la cita, el atacante estaba dispuesto a que le extrajeran todo el menisco, si era necesario, aunque esa decisión le retirara del terreno de juego más joven de lo normal.

Trabajó a contrarreloj y disipó las dudas surgidas en la Federación sobre su nivel cuando fue convocado por Vicente Del Bosque para viajar al continente africano.

Allí echó de menos la titularidad de la que disfrutó dos años antes en la Eurocopa, todavía bajo las órdenes de su respetado Luis Aragonés. Su experiencia individual en el campeonato dista de la gloria vivida con el grupo, pues su abductor lo sentenció en la final de Jonhanesburgo, pocos minutos antes de que España recogiera su primera Copa del Mundo.

El trofeo también fue suyo. Un auténtico aliciente para curar las heridas a su vuelta a casa y esforzarse por dejar atrás una racha de lesiones. De nuevo, un Torres peligroso y efectivo corre por el césped, con nueve goles anotados en Liga esta campaña, y encargado ahora de poner a rebosar el marcador del Chelsea.

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