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El Numancia ya está entre los grandes

El Numancia certificó su ascenso a Primera división tras lograr un empate sin goles ante el Deportivo Alavés (0-0) en Los Pajaritos. Y protagonizó la hazaña en un partido carente de emoción a pesar de la vital importancia del compromiso, ya que los locales, a los que les valía el empate, no quisieron hacer mucha sangre a un rival ultradefensivo.

el 15 sep 2009 / 05:01 h.

El Numancia certificó su ascenso a Primera división tras lograr un empate sin goles ante el Deportivo Alavés (0-0) en Los Pajaritos. Y protagonizó la hazaña en un partido carente de emoción a pesar de la vital importancia del compromiso, ya que los locales, a los que les valía el empate, no quisieron hacer mucha sangre a un rival ultradefensivo.

El reparto de puntos favorecía los intereses de los dos conjuntos y los jugadores no tuvieron ninguna duda a la hora de plantear un encuentro que se hizo demasiado largo por su falta de interés. Los locales, con el ascenso ya consumado, se dedicaron en la última media hora de partido a festejar un logro mayúsculo ante un rival que, acuciado por las urgencias, se puso a defender con uñas y dientes el 0-0 inicial.

El Alavés comenzó dominando el partido gracias al control del balón en la zona ancha, pero no provocó peligro ante el área del Numancia, salvo en un disparo de David Aganzo en el minuto 7.

Ninguno de los dos equipos arriesgó en el juego, pero el Numancia llegó dos veces a la portería de Bernardo con jugadas por la izquierda de Quero y Beranger. Sin embargo, los centros de ambos rojillos fueron despejados por Tarantino, un auténtico seguro de vida en el flanco zurdo defensivo.

El partido continuó atascado en el centro del campo con un juego pobre, impreciso, desprovisto de buen fútbol. Así, sólo hubo contadas gotas de calidad a cargo de David Aganzo, por parte alavesista, y Juan Quero, en el Numancia.

Una jugada de Toni Moral por la izquierda, que acabó con un disparo lejos de la meta de Jacobo, y un córner ejecutado por Juan Quero, sin consecuencias, pusieron el sello a una primera parte muy aburrida y sin una sola ocasión de gol.

Mismo panorama. Nada cambió en la reanudación excepto que Gaspar, lesionado, tuvo que dejar su puesto a Samuel a los cuatro minutos de la segunda mitad. Y Aganzo, único referente en ataque del cuadro alavesista, cayó una y otra vez en fuera de juego. Los visitantes, con el empate en el bolsillo, decidió retrasar líneas y dejar para otra ocasión la ambición y el riesgo.

Cada minuto que pasaba se confirmaba más la sensación de que el empate era un buen resultado para ambos contendientes y el juego, sin intensidad, se volvió carente de ninguna emoción, lo que llevó a los dos guardametas al más absoluto olvido. Los Pajaritos ya era una auténtica fiesta cuando el Alavés buscó con un disparo lejano de Toni Moral el 0-1. Pero con esas credenciales todo era una auténtica utopía.

Falto de fuerza, con apoyos en corto y pases sin intención ofensiva fue consumiendo los minutos el Deportivo Alavés, que empezó a dejar a un lado los marcajes férreos del primer período y el inicio de la segunda parte.

El excesivo respeto y el miedo a perder condicionaron una fiesta que, sin embargo, empezó a crecer a medida que se acercaba el final del partido y con ello la certificación el pasaporte a Primera división por tercera vez en la historia para el equipo soriano. Pero el Alavés, que se jugaba la vida, tampoco quiso poner el júbilo local en peligro cuando en los últimos cinco minutos ni pasó siquiera de la línea de mediocampo. Al final, ascenso local y respiro visitante.

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