A pesar de la estacionalidad del turismo en Sevilla y la crisis, el número de viajeros que llegó a la capital durante el caluroso mes de julio (el último registrado) fue superior a años anteriores, con 175.080 turistas contabilizados por el Instituto Nacional de Estadística. Esta cifra supone un aumento del 12%, respecto a julio de 2009, e incluso supera la cifra de 2008, cuando se recibieron 161.182 visitas. De esta manera, la recuperación del sector en la provincia muestra indicios de mejora, según demuestran las estadísticas.
La recuperación la han protagonizado los turistas extranjeros, que en julio aumentaron más del 20% respecto al año anterior, tirando hacia arriba de las estadísticas y elevando la media frente a la pobre subida de los visitantes nacionales, que no alcanzó ni el 4% respecto a 2009.
Sin embargo, el turismo no está "aislado en una burbuja" y, aunque los últimos datos han demostrado que éste se resiste a caer, el gerente de la Asociación de Hoteleros, Santiago Padilla, asegura que los viajeros han recortado sus presupuestos y ahora deciden su viaje en función de los costes, lo que repercute negativamente en las empresas.
Un factor que ha influido a la hora de reactivar el turismo es, según Padilla, la bajada de precios. Los hoteleros han tenido que responder a la demanda reduciendo los precios hasta un 10%, por lo que el "escaso" incremento en el número de visitas no ha compensado la caída de los ingresos y los beneficios han sido menores que en años anteriores.
Otro inconveniente contra el que luchan los hoteleros es el poco tiempo que, como media, se detienen los viajeros en Sevilla, que pasó de 1,81 días en 2009 a 1,76 días este año, y aunque Padilla cree que hay "posibilidades" de aumentar esta cifra, sabe que "ahora no es un buen momento" para cumplir la aspiración casi histórica de alcanzar los 2 días.
Para el próximo semestre la previsión es positiva, en parte gracias a las líneas aéreas internacionales de bajo coste que se han instalado en el aeropuerto de San Pablo, con las que el número de turistas extranjeros que han llegado a Sevilla en julio se incrementó un 20,26% con respecto al mismo mes del año pasado, según los datos contabilizados por el Instituto de Estadística.
Otra dificultad que presenta el segundo semestre del año es la falta de congresos previstos. Para Padilla, este dato es "preocupante", porque "el turismo de congresos aporta clientes de estancias prolongadas y con una capacidad de ingresos mayor".
El mayor estereotipo que persigue a la ciudad es el del termómetro estival, que convierte a la primavera en la estación deseada. Así, el número de viajeros en verano disminuyó fuertemente en comparación al mes de abril, que recibió 238.279 turistas.
Para salvar la crisis y la estacionalidad, los hoteles también han tenido que ofrecer un valor añadido a su oferta. Detalles como el de incluir una visita al parque temático Isla Mágica forman parte de estas estrategias con las que se facilita la llegada de turistas. Para romper con la tendencia, según Padilla, es necesario "articular una estrategia desde el municipio para que la ciudad esté dotada de recursos para recibir turismo en verano, por ejemplo, creando más espacios con vegetación".
Aunque los turistas llegan a Sevilla interesados por "su gastronomía, su gente, su ambiente y, por supuesto, por los vestigios que la historia ha dejado en la provincia", Padilla ve necesario que la administración se implique y promueva actividades como la Vuelta Ciclista a España, un evento deportivo que, al comenzar en Sevilla con una contrarreloj nocturna, dinamizó la demanda de la última semana de agosto a pesar de la ola calor.
El Consistorio anunció a principios de verano un plan estratégico de negocio que permita a Sevilla competir desde un punto de vista turístico con ciudades de características similares. Un estudio realizado para analizar la situación de la ciudad dejaba clara su buena imagen: lograba la puntuación más alta del mercado nacional (por encima de Valencia, Málaga, Bilbao y Zaragoza) y la tercera en el europeo, por debajo de Munich y Edimburgo.
