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El ocaso de las bibliotecas

Juan Espadas desvela el estado de «deterioro» de un servicio municipal bajo mínimos

el 27 ene 2015 / 16:00 h.

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¿Una idea aproximada del estado de precariedad? Treinta euros al mes para comprar libros. Esto es lo que tiene para gastarse en fondos cada una de las bibliotecas de la ciudad. Lo contaron ayer dos bibiotecarios sevillanos durante la visita a la trianera Casa de las Columnas, el centro cívico de la calle Pureza, del líder de la oposición municipal, Juan Espadas (PSOE), que más que una crítica parecía estar haciendo una necrológica de un servicio público que, según dijo, está en las últimas, víctima de un «tratamiento lamentable» por parte del equipo de gobierno de Juan Ignacio Zoido. bibliotecas-espadasEstos centros de lectura, y en general el mundo de los libros, han sido de toda la vida (y siguen siendo) uno de los referentes por excelencia de la civilización: hospitales, colegios, parques y bibliotecas forman parte, entre otros, del paisaje imaginario de la sociedad del bienestar. Y más allá de eso, lo mucho o lo poco que se les cuide es algo que define a un gobierno. Eso fue lo que vino a decir ayer Juan Espadas cuando citó a la prensa en la biblioteca de Triana para denunciar el «retroceso» que están sufriendo estas instituciones a todos los niveles: personal, adquisición de material, actividades... El líder de los socialistas en el Ayuntamiento de Sevilla no solo se detuvo en las carencias de las bibliotecas municipales: también echó en cara a los populares de Zoido el que durante la legislatura anterior no pararan de decir que hacían falta inversiones y personal en esta materia, cuando «la situación de ahora no tiene comparación con la de entonces». Es cierto que, en tiempos del gobierno socialista, las actividades que se organizaban en las bibliotecas eran incontables (cuentacuentos, talleres de todo tipo, cursos, charlas, excursiones, lecturas...). De todo aquello no queda ni la cuarta parte o, como dijo ayer Espadas, «el balance de la gestión actual es ruinoso». Hay asuntos en los que la municipalidad puede recortar sin que la ciudad se resienta, pero «las bibliotecas», recordó el portavoz socialista y candidato de su partido a las municipales de mayo próximo, «son un tema de sensibilidad pública, y una de las iniciativas más importantes» de cuantas componen la vida pública de una ciudad. Pero el problema, en su opinión, es más serio de lo que parece. Hablan los porcentajes. Personal, fondos y actividades: he aquí las tres patas de un banco (de lectura) que cojea, el de las bibliotecas municipales. Los datos que ofreció ayer Espadas dejan poco margen para la discusión. Y para colmo, la presencia de bibliotecarios en su comparecencia pública no hacía sino recalcar, a base de ejemplos y casos concretos, cómo se ha ido deteriorando el servicio en los últimos cuatro años. Primera pata coja: el personal. «En estos cuatro años, por culpa de la falta de personal, las bibliotecas municipales no han podido estar abiertas mañana y tarde todas las semanas del mes. Estamos muy por debajo de las dotaciones básicas, y una semana al mes se tienen que cerrar las bibliotecas por las tardes». Puso el ejemplo extremo de la biblioteca pública Julia Uceda, donde por las tardes no es que cierre una semana, es que las salas «están cerradas a cal y canto». Vacantes que no se cubren, bajas que se atienden tirando del personal de otras bibliotecas..., fruto todo ello del «recorte de un 20 por ciento en personal». No es el único: antes se comentaba que cada uno de estos centros dispone de la friolera de 30 euros al mes para comprar libros y vídeos. Es el resultado de haberle metido la tijera a esta parte del presupuesto hasta conseguir quitarle «casi un 60 por ciento». Porque además, como señaló el socialista, la adquisición de volúmenes para la lectura no solo es esencial para el funcionamiento del servicio público, sino que encima es también una ayuda para las librerías. «Pero ni se cree en las librerías ni se dota de medios a las bibliotecas». Las actividades también han recibido un mordisco del 60 por ciento, según contó Espadas. En conclusión, «este incumplimiento es especialmente grave, de entre los muchos que ha habido» durante la legislatura, y prueba «el desprecio y las falsedades» del equipo de gobierno municipal». «Las bibliotecas no son cualquier cosa, son un elemento tremendamente sensible», dijo, y pidió «que los sevillanos pasen factura a quienes les han mentido», al tiempo que se postuló como alcalde para hacer «que se tome en serio a las bibliotecas» y, en general, se haga una «apuesta por la cultura». Como cabía esperar, el equipo de gobierno local no tardó en responder. La delegada municipal de Cultura, María del Mar Sánchez Estrella, pidió a Espadas a través de un comunicado «que le reclame a la Junta la subvención que daba a las bibliotecas municipales». Según Sánchez Estrella, se han invertido 20.000 euros en novedades «y nos sorprende mucho que el señor Espadas se preocupe ahora de las bibliotecas cuando antes no exigió a la Junta que cumpliera con su compromiso». Como cabía esperar, aquí nadie reconoce culpas. Lo cierto es que en 2010, el PP de Zoido planteó al Pleno una moción en la que decía que el gasto en bibliotecas era insuficiente. Han pasado ya cinco años de aquello.

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