Economía

«El olivar irá hacia la reconversión. Una parte será paisaje sin viabilidad»

El consejero delegado de la almazara y envasadora de aceite Framoliva (siglo y medio largo de historia y 5 millones de facturación actual) abordará la exportación con sus marcas y cree que la lucha contra los bajos precios está en la calidad y la internacionalización

el 08 ene 2011 / 20:57 h.

Cristóbal Moreno Muruve habla con cátedra de los problemas del olivar andaluz y de cómo abordar sus retos.

-Framoliva. Suena a farmacia...

-Nada que ver con la farmacia. Es una abreviatura de Francisco Moreno más oliva. Somos la quinta generación de una familia olivarera y molinera. Las raíces de la empresa datan de 1868, aunque como sociedad anónima se constituye en 1986.

-¿Cuál es el volumen de producción?

-Dependiendo de la campaña, 8 o 9 millones de kilos de aceite, de los que en torno a 1,5 millones son de olivos propios. Comercializamos virgen extra bajo las marcas Framoliva, elaborado con una selección de las aceitunas propias y ajenas que entran en nuestra almazara, y Muruve, ésta sólo para producción propia de manzanilla y arbequina. Para los vírgenes tenemos Molino de Huévar, en el que predomina la verdial real de Huévar, variedad en extinción y que estamos tratando de recuperarla. Lanzaremos también un aceite ecológico e intentaremos aprovechar la biomasa.

-¿Sólo mercado interior?

-Hace ya muchos años que exportamos a granel. Ahora queremos dar el salto en envasado pues nuestra calidad ya se está reconociendo y eso nos anima.

-¿Cómo se desenvuelve la mediana almazara en un contexto de reducción de los precios del aceite de oliva tanto en origen como en la venta al público?

-El panorama es desalentador. Somos también productores y los márgenes [beneficio] se estrechan cada vez más, la misma situación que sufren nuestros proveedores. Se viven auténticos dramas en el momento de la entrega de la aceituna y al hacer efectiva las liquidaciones tras la alarmante caída de precios. Ésta confirma que el aceite no se valora lo suficiente.

-¿Cuál es el problema? No será por falta de campañas de promoción y publicidad...

-Se están haciendo y el sector contribuye con su dinero, pero los intereses de la gran distribución comercial son los que priman.

-¿Y merece la pena, entonces, invertir en calidad si al final ésta no se reconoce?

-Lamentablemente este planteamiento nos lo hacemos todos los días. Se ha luchado mucho por tener un producto de primera y, sin embargo, estamos en una encrucijada, pues tenemos producciones africanas a costes europeos y manejadas por una distribución comercial que quizás le viene bien al consumidor pero que exprime al productor.

-¿Se plantearía volver para atrás y hacer aceite con menos calidad pero a unos precios más competitivos?

-No, no. Si voy a Madrid en el AVE, no querría volver a viajar en los antiguos vagones de madera en tercera.

-Con la entrada en producción de los nuevos olivares intensivos, se vaticina un crecimiento de la cosecha hasta el nivel del millón y medio de toneladas en España. Si ya asistimos a una caída de los precios, ¿qué hacer para que no se convierta en un desplome?

-El campo deberá adaptarse a las tendencias. Posiblemente tendremos que ir hacia la reconversión del olivar y hacerlo más productivo. El gran problema está, o al menos así lo creo, en la entrada de producciones de países [no comunitarios] a los que no se les exige la misma normativa de calidad y de responsabilidad social, sanitaria y medioambiental. Asimismo, la distribución, que ya ha convertido el aceite de oliva en un commodity [producto gancho] al igual que sucede con la leche, no nos puede machacar.

-¿De quién ha sido el problema, de los olivareros, que no han sabido valorar suficientemente su producción, o de la distribución?

-La distribución exige precios y una parte de la industria está dispuesta a ofrecerle el aceite barato que aquélla demanda. Y en este contexto, donde predominan las grandes compañías, el poder de decisión de los olivareros es marginal.

-¿Framoliva se vende en los hipermercados?

-En la distribución comercial estamos poco metidos, sólo en Alcampo. Después, en tiendas gourmet, en nuestras instalaciones, en la web y poco más.

-El hecho de que seáis una mediana empresa muy centrada en las tiendas especializadas, ¿no es contraproducente con la tendencia empresarial a las fusiones?

-No lo creo. Nuestro nicho de mercado está precisamente ahí. No podemos luchar contra el posicionamiento que ya tienen en la distribución otras marcas y con los medios técnicos de los que disponen para situar el virgen extra a precios determinados [bajos]. Nuestro mercado es muy local, si bien vendemos también en Madrid y el norte de España, y al extranjero a granel.

-¿Ser empresa familiar implica más obstáculos a las fusiones?

-El valor sentimental que implica la tenencia del patrimonio es muy importante en la empresa familiar. Yo soy más partidario de alianzas que de fusiones.

-Estamos a las puertas de una reforma de la PAC y de un recorte de las ayudas europeas. ¿Está el olivar preparado?

-Habrá olivares marginales que quedarán como parte del paisaje, como dehesas sin viabilidad económica.

-¿Recomienda el campo a los jóvenes?

-El campo es muy sacrificado pero muy gratificante. Por cultura no tengo más remedio que aconsejarlo, pero hay que ser muy abnegado y, por supuesto, quien se incorpore tiene que venir con una mentalidad empresarial. En el olivar, por ejemplo, desembarcó una serie de elementos que nada tenían que ver con él. Utilizaron el olivo como cultivo refugio, pero la cultura del olivo y del aceite es mucho más que una ganancia a corto plazo, es una filosofía de vida. Pero ya se está clareando el campo de advenedizos [ríe].

El perfil. Todos los Muruve o Murube son parientes lejanos, oriundos de Navarra, pero un cura de Los Palacios a unos los inscribía con uve y a otros con be. Cristóbal Moreno Muruve -"soy de los de la uve"- es el tercero de seis hermanos y el único que está en el día a día de la gestión de Framoliva. Si la empresa no estuviera totalmente profesionalizada, dice, difícilmente habría sobrevivido a la quinta generación. Presume de sus "caldos" y relata la historia de los patricios romanos, que tomaban los aceites de oliva del Aljarafe, aunque ahora no tienen tanto renombre. "Duermo en Sevilla, pero resido en Huévar del Aljafare". En este municipio se encuentran las instalaciones de Framoliva. "Somos olivareros y molineros, lo hemos sido toda la vida". Casado y con dos hijos, su pasión es "el campo".

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