Dos años de intenso y laborioso trabajo, plenos de "dedicación y cariño", primero en una antigua bodega de Jerez, donde tiene su taller, y luego in situ, montándolo pieza a pieza sobre la balconada del coro de la Basílica. El organero Manuel Luengo Flores, extremeño de nacimiento y "sevillano de vocación", ha sido el encargado de devolver a la vida y poner a punto el nuevo órgano de la Basílica del Gran Poder, que hoy vivirá su estreno oficial con el concierto inaugural de música sacra que ofrecerá, a partir de las 20.45 horas, el canónigo y organista de la Catedral, José Enrique Ayarra.
Que los 826 tubos de que dispone este órgano del siglo XVIII vuelvan a atronar no ha sido tarea sencilla. "El proceso ha sido muy largo. Desde trabajar las pieles de cordero con que van forradas las partes de madera que conducen el aire, hasta su montaje y adaptación en su nuevo emplazamiento sin modificar nada de la caja, todo ha sido una tarea artesanal", reivindica Luengo.
A sus 51 años, ésta ha sido la décima restauración integral de un instrumento así a la que se enfrenta este organero, a cuya pericia se debió también en su día la restauración del órgano de la parroquia de San Isidoro.
Donado hace algo más de una década a la hermandad por el hermano Rodrigo de Zayas, el nuevo órgano de la Basílica del Gran Poder fue realizado en 1798 por Pablo Salazar. Este valioso instrumento se hallaba cumpliendo sus funciones en un monasterio cisterciense de un pueblo burgalés llamado Vileña, hasta que en 1970 un incendio destruyó el cenobio prácticamente en su totalidad. Los escasos bienes que sobrevivieron a los lamidos de las llamas fueron puestos a la venta por las monjas. Fue entonces cuando Rodrigo de Zayas, musicólogo, historiador y escritor, amén de hermano de la corporación de San Lorenzo, se decidió por adquirirlo e instalarlo en su domicilio familiar de la calle Jesús del Gran Poder. Luego llegaría la donación a su cofradía.
Con una "larga vida y muchas manipulaciones" a cuestas, Luengo destaca del nuevo órgano que se trata de un "instrumento muy interesante y muy adecuado al uso de la Basílica por la cantidad de registros que tiene ", en concreto, catorce en la mano derecha y once en la izquierda. Además, hay una circunstancia que lo hace singular a todos los demás que hay en Sevilla: la mecánica que tiene, cuyo sistema es el más directo que existe desde que se acciona la tecla hasta que la válvula da paso al aire. "Los otros tienen un punto intermedio", explica.
El de la Basílica de San Lorenzo se convertirá en el segundo órgano en uso más antiguo de Sevilla, tras el de San Isidoro. Su función, subraya el hermano mayor del Gran Poder, Enrique Esquivias, será la de "solemnizar aún más si cabe los cultos en el templo", con independencia de que pueda incluirse en el ciclo cultural de órganos de la ciudad, aunque "supeditado todo al primer y único fin de la Basílica, que es el cultual".
"Queremos que se use con habitualidad y frecuencia, por ejemplo, los viernes en la misa de hermandad", refiere Esquivias, quien destaca además el "esfuerzo" realizado por la corporación para restaurar esta pieza sin descuidar el culto y la caridad, pilares básicos de la hermandad.
El recital de Ayarra comenzará a las 20.45 horas. El organista titular de la Catedral interpretará las siguientes piezas: Tiento y Gallarda, de Mudarra; Tiento de medio registro de alto de 10 tono, de Peraza; Tiento de 40 tono (n0 XV) de Correa de Arauxo; Gaytilla de mano izquierda, de Durón; Verso en sol menor, de Eslava; Coral Wer nur den lieben Gott, de Bach; Corrente, de Lully; Suite en sol menor, de Zipoli; y Tres piezas para un pequeño reloj, de Haydn.
