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El Oriente estrellado

Antes que la Estrella de Oriente, suele llegar a Sevilla la Feria de los Belenes, instalada como cada año en una Plaza de San Francisco que, al parecer, no tiene remedio. ¿Nadie ha visto cómo se montan esas cosas en el Ring vienés, frente al Ayuntamiento?...

el 15 sep 2009 / 18:25 h.

Antes que la Estrella de Oriente, suele llegar a Sevilla la Feria de los Belenes, instalada como cada año en una Plaza de San Francisco que, al parecer, no tiene remedio. ¿Nadie ha visto cómo se montan esas cosas en el Ring vienés, frente al Ayuntamiento?, ¿no ha echado nadie una ojeada por Piazza Navona en Roma?, ¿nadie ha pasado en fechas como éstas por la trasera de la Ópera Garnier de París?, ¿ no ha estado nunca nadie en noviembre y diciembre en la Plaza Vieja de Praga? La Navidad es algo más que bombillas.

La Feria anual de los Belenes de Sevilla es, con total seguridad, la más fea y la menos navideña de toda Europa, todo un récord de espectáculo tercermundista en lo que a diseño se refiere. Luego, al recorrerla, el paseante se encuentra ante un espléndido mercado en lo que toca a los productos: figuras, casas, castillos, fuentes, herramientas, árboles, plantas, ríos, puentes, un entero mundo infantil y sentimental se despliega por las filas de casetas desde el Banco de España a la calle Sierpes, pero es un mundo sin alma, desnudo, desprovisto de la más mínima fantasía.

En medio de un otoño radiante -la única estación realmente benigna de la ciudad, se diga lo que se quiera en piropos a la primavera- y con las calles del Centro abarrotadas de público, la Sevilla que empieza ya a vislumbrar las fiestas se merecería otra cosa; la plaza también. La Feria sólo tiene buena una cosa: demuestra lo innecesario del aparcamiento motero. Si en esta época pueden quitarse las motos, también podrían quitarse en las demás. Pero ese Oriente nostálgico que todos llevamos dentro queda destrozado por el panorama. Es un Oriente, ya estrellado contra un muro, antes de aparecer su estrella. Allí sólo suena navideña la gaita de ese señor que la toca cada sábado en la esquina del Ayuntamiento.

Antonio Zoido es escritor e historiador

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