Cultura

El orto y el ocaso de una ciudad

Subió el americanista Ramón María Serrera al estrado cargado de interrogantes, lúcidas cuestiones acerca del orto y el ocaso -parafraseando al historiador Antonio Domínguez Ortiz- de una ciudad como Sevilla que, cuando se dejó retratar por el pintor anónimo -de probable origen flamenco- autor de la Vista de Sevilla del XVII, asistía a su declive definitivo.

el 16 sep 2009 / 02:19 h.

Subió el americanista Ramón María Serrera al estrado cargado de interrogantes, lúcidas cuestiones acerca del orto y el ocaso -parafraseando al historiador Antonio Domínguez Ortiz- de una ciudad como Sevilla que, cuando se dejó retratar por el pintor anónimo -de probable origen flamenco- autor de la Vista de Sevilla del XVII, asistía a su declive definitivo.

"Todos aceptamos la fecha de 1650 como válida para este cuadro", comenzó Serrera. "Una fecha clave para la historia de España y Sevilla". Dos años antes se había firmado el Tratado de Westfalia, que supuso el final de la España imperial, y en 1649, la peste asoló la ciudad. "¿Era rica, pues, Sevilla en 1650?", se interrogó por primera vez Serrera.

Para responderse, el americanista aludió a la cantidad de plata llegada a la Casa de la Contratación de la ciudad procedente de las Indias en la segunda mitad del XVII, un punto donde no se ponen de acuerdo los historiadores más prestigiosos. Tan sólo un dato claro: "Hay un cambio cualitativo en la estructura del comercio. Deja de ser obligatorio declarar el contenido de los fardos en las aduanas y el contrabando se convierte en el deporte nacional", relató Serrera, que atribuyó a la corrupción el inicio del declive de la ciudad.

Y esta teoría la ejemplificó de modo magistral en la otra Vista de Sevilla, cuadro propiedad del Ayuntamiento que exhibe Focus en su Centro Velázquez: "No es una obra de calidad, pero es un testimonio gráfico impagable". Fechado en 1726, este cuadro presenta "una visión desoladora, muy lejos de la de 1650. Retrata una ciudad triste, que parece muerta, con un río que parece una charca y apenas cuatro buques que parecen barcazas portuguesas". La época de esplendor de la ciudad había pasado a la historia.

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