El PA afronta una semana decisiva que culminará en el congreso nacional del partido los días 7 y 8. De él saldrá el próximo líder que deberá guiar al andalucismo en sus horas más bajas. De los tres candidatos iniciales, sólo dos han resistido la pugna: Pilar González y Francisco Jiménez. Pactar una lista de consenso parece ya imposible.
Los andalucistas tienen una cita clave el próximo fin de semana. El congreso nacional del PA, al que asistirán 600 delegados y que se celebrará en Sevilla, abrirá una nueva etapa en la organización. En esta cita se eligirá al futuro secretario general -el sustituto de Julián Álvarez- que deberá conducir al partido en su etapa más dura, lejos de las instituciones después del batacazo electoral del 9 de marzo.
De los tres dirigentes que en un principio presentaron candidatura, uno de ellos, el alcalde de San Fernando, Manuel María de Bernardo, se cayó la semana pasada de la carrera por el liderazgo. Quedan dos aspirantes: la ex portavoz parlamentaria, Pilar González, y el alcalde de Utrera, Francisco Jiménez.
El cónclave es decisivo. La formación se juega su supervivencia en un panorama hostil -por primera vez el andalucismo ha quedado fuera del Parlamento-, con un presupuesto bajo mínimos y una deuda millonaria. Los dos rivales asumen la complicada situación pero se muestran esperanzados en que el PA sobrevivirá.
No son tan optimistas en lograr un objetivo que desde un principio consideraron prioritario: llegar al congreso con una candidatura de consenso. A cinco días del encuentro, todo apunta a que el pacto es imposible. De Bernardo dio un paso atrás y se puso a disposición de González, una decisión que se veía venir.
Sin embargo, pese a las reuniones que han mantenido y mantendrán esta semana, la escasa sintonía política entre la ex portavoz de la Cámara y el alcalde de Utrera hace que una lista única sea improbable.
González aseguró ayer que intentará el acuerdo "hasta el último momento", porque el partido "debe aprender de los errores y corregir la cohesión interna". "Imposible no es", reconoció Jiménez, pero confió en que el PA "cambie de una vez por todas".
Del próximo congreso, explicó, "no puede salir más de lo mismo" y para el regidor su adversaria representa el "continuismo" de Julián Álvarez. No obstante, ambos garantizaron que, quien pierda, se pondrá a disposición de la nueva dirección, ya que ninguno quiere que se repita lo que ocurrió en el cónclave de 2004.
Un error que costó caro. Hace cuatro años, Álvarez y Jiménez se midieron para ver quién se enfrentaba al entonces secretario general, Antonio Ortega. Esta pugna la ganó Álvarez, pero el alcalde de Utrera se integró en su candidatura -a la que pertenecía González-, que finalmente se impuso a la lista de Ortega por la mínima.
La cita nacional del PA provocó una estampida de los dirigentes afines a Antonio Ortega, la parte derrotada, y supuso una ruptura interna que hizo estragos en el partido. "En esta nueva etapa tiene que desaparecer el sectarismo interno y la política de mesa de camilla", criticó Jiménez.
Los propios dirigentes históricos, que convocaron a una reunión a principios de mayo para salvar el andalucismo, apostaron por la unidad para que el PA sea capaz de resistir su travesía en el desierto. El futuro de la organización pasa también por confirmar la alianza con el PSA de Pedro Pacheco, que se selló a pocos meses de las pasadas elecciones de marzo para acudir a las urnas bajo una nueva marca, Coalición Andalucista.
Ninguno de los aspirantes se atreve a apoyar rotundamente la fusión, que algunos dirigentes no vieron con buenos ojos. Muchas de las incógnitas se resolverán a partir de este fin de semana.
