No tiene sentido que, a las primeras de cambio, se cuestione el Pacto de la Vivienda que se suscribió al final de la pasada legislatura en Andalucía con el apoyo de todos los sectores implicados, excepto el PP, aunque sus alcaldes le dieran el visto bueno. La iniciativa tuvo una gran acogida y generó una notable expectación, ya que sus pretensiones son muy ambiciosas al fijarse el objetivo de construir nada menos que 700.000 viviendas en los próximos 10 años, de las cuales 300.000 serán protegidas.
Sin embargo, ahora la propuesta de Chaves de pasar a VPO las viviendas de renta libre para atender así con más eficacia la demanda existente en nuestra comunidad ha provocado la reacción de algunos contra esta iniciativa que consideran está ideada para que los promotores sigan haciendo el negocio redondo a costa, esta vez, del erario público.
Poco menos que estamos ante una adulteración del plan, según IU o ante la voladura del mismo, a juicio de los populares, formación que si bien rechazó en su día dicho pacto, no tiene remilgos en exigir su cumplimiento con tal de propiciar el desgaste de los socialistas.
UNA PRIMERA ESCARAMUZA QUE SITúA A CADA UNO EN SU SITIO
Bien diferente al papel que juegan los populares, los izquierdistas así como los sindicatos o los propios empresarios y alcaldes, están en su derecho de exigir, no ya sólo el cumplimiento de lo firmado sino, también, el máximo de información posible sobre cualquier tipo de actuación que incida en los objetivos establecidos como es la relativa a las viviendas protegidas.
Al escepticismo de rigor se une la desconfianza cuando no el rechazo a cualquier planteamiento que altere las bases de lo acordado. Y aunque no parece que sea éste el caso, se comprende que sean persistentes en el control y seguimiento de dicho pacto para exigir su cumplimiento, dado que estamos ante uno de los asuntos más importantes que hay que acometer en este mandato. A ello se une el papel de los empresarios, cargados de recelos, que se incorporaron al acuerdo no sin dificultades que fueron resueltas in extremis, apenas unas horas antes del solemne acto de la firma del texto.
HAY URGENCIA POR CONOCER LOS PRIMEROS RESULTADOS
El consejero de Vivienda, Juan Espadas, debe ser plenamente consciente de que se encuentra en el centro de la diana. De su trabajo depende en buena parte el resultado final del gobierno socialista de Manuel Chaves puesto que se fijó como uno de los principales objetivos el desarrollo de este macroplan. Por eso, se ha estrenado anunciando la transformaciones legales que correspondan para aligerar los trámites que hagan posible la liberación del suelo necesario en el que construir las viviendas prometidas. Para ello se requiere el concurso imprescindible de los ayuntamientos y, en general, de toda la sociedad andaluza. Nos va mucho en el empeño.
