El escenario elegido no fue casual. El Salón de Tapices se reserva para las grandes ocasiones. Sus paredes fueron testigo, allá por 1977, de la rúbrica de los Pactos de la Moncloa, y de otros acuerdos históricos como el pacto antiterrorista. Ayer albergó la firma del Acuerdo Social y Económico para el crecimiento, el empleo y la garantía de las pensiones, suscrito entre Gobierno, patronal y sindicatos, que supone el retorno a la senda del diálogo social.
Sin embargo, no se respiró ese clima de consenso de aquellas ocasiones. Fue notable la ausencia de los grupos parlamentarios, que no han participado en la negociación del documento y la postura displicente del principal partido de la oposición. CiU la justificó por el desconocimiento del contenido a excepción del relativo a la reforma de las pensiones.
Pese a todo, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, expresó su "profunda satisfacción" por el acuerdo alcanzado, ya que supone recuperar "para el presente y para el futuro" un diálogo social que no siempre ha estado presente en esta legislatura. "Hemos refundado el diálogo social como uno de los mejores activos de España".
"En este periodo de ausencia de diálogo no ha habido un solo día en que no haya pensado en la urgencia y necesidad de recuperar los pactos sociales cuanto antes", confesó el jefe del Ejecutivo tras la firma de un acuerdo, que se marca como objetivo facilitar la recuperación económica. "Con él demostramos que estamos en ese grupo de grandes naciones que sabe ponerse en pie y caminar con fuerza en situaciones de dificultad", añadió.
Pero, consciente de todas las miradas que siguen atentas los pasos de España, Zapatero aseguró que se trata de "un gran acuerdo" que ayudará también a generar confianza. "Lo que estamos haciendo aquí tiene una gran seriedad y un gran alcance para la economía de nuestro país", resaltó, para añadir que el acuerdo es "un mensaje de confianza a España y la UE" y aporta además "tranquilidad y seguridad". Es el camino para "acelerar la recuperación y creación de empleo".
Pese a las ausencias, Zapatero renovó su confianza en el Pacto de Toledo, cuyas recomendaciones han servido de base a la reforma de las pensiones. Tras revelar que por la mañana recibió una llamada de felicitación del presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, por el pacto social, Zapatero indicó que para él "tiene tanta importancia el acuerdo político como el social", por lo que el Ejecutivo buscará el "acercamiento" con los grupos para sumar su apoyo.
El presidente valoró el acuerdo en pensiones, que aportará "sostenibilidad" al que, dijo, es el mayor capítulo de gasto público. "Si lanzamos este mensaje de garantía estamos enviando mensajes que van mucho más allá de lo que supone la firma del acuerdo en pensiones", apuntó el presidente del Gobierno con la mirada puesta en la necesidad de dar confianza en los mercados.
Coincidió el acto con la publicación del dato del paro, ante lo que Zapatero hizo hincapié en la "profunda" reforma de las políticas activas de empleo. En este capítulo, confió en que las bonificaciones a la contratación a tiempo parcial "tengan respuesta" por parte de los empresarios en forma de empleo.
Zapatero resaltó el "acuerdo de gran calado" sobre negociación colectiva puesto en marcha por los agentes sociales y apostó por "reducir la actual complejidad" y poner "énfasis en los convenios sectoriales de ámbito estatal o autonómico, así como por "mejorar la "legitimación" para negociar y "enriquecer" los convenios.
El pacto fue firmado por Zapatero, el ministro de Trabajo, Valeriano Gómez; el presidente de CEOE, Joan Rosell; el presidente de Cepyme, Jesús Terciado, y los secretarios generales de CCOO y UGT, Ignacio Fernández Toxo y Cándido Méndez. Un texto que Zapatero entregó al Rey en la tarde de ayer.
Gómez confió en que la ciudadanía pueda "comprender mejor" la necesidad de las reformas, si llegan con el concurso de todos los agentes y resaltó que "no es un gran acuerdo sino, sobre todo, un buen acuerdo".
Terciado celebró el acuerdo pero no dudó en señalar que "las materias no son suficientes para resolver los graves problemas económicos y sociales" que aquejan a la economía y a las pymes.
Por su parte, los secretarios generales de UGT y CCOO, Cándido Méndez e Ignacio Fernández Toxo, suscribieron su apuesta por el diálogo social, sin dejar pasar la oportunidad de reivindicar la huelga general del 29-S como germen del acuerdo. El presidente la CEOE, Joan Rosell, fue el único que tuvo palabras para el anterior ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, y su antecesor en la patronal, Gerardo Díaz Ferrán, a quienes reconoció parte del trabajo que ha culminado en el pacto social.
El PP critica la «foto» y se distancia del acuerdo
El vicesecretario de Comunicación del PP, Esteban González Pons, dijo ayer que "los españoles no están para fotos porque ya les están radiografiando todos los días" y criticó que mientras "el Gobierno sale sonriendo, los españoles salen en los huesos". Es más, afirmó que el Ejecutivo "no sólo pone palabras y se hace fotos en la Moncloa, sino que también se da besos y se pone medallas a sí mismo".
Por su parte, el presidente del PP de Andalucía, Javier Arenas, aseguró que su partido tiene "una predisposición favorable a estudiar" el pacto, aunque recordó que eso no evita que "las pensiones van a bajar".
Por otro lado, la vicesecretaria de Organización del PP, Ana Mato, denunció el "autobombo" del Gobierno con el pacto social en materia de pensiones y reprochó al Ejecutivo que ahora busque que su partido y las demás fuerzas políticas "ratifiquen" lo que "sólo él ha negociado".
Por último, el presidente del PP en el País Vasco, Antonio Basagoiti, criticó que el Gobierno no haya contado con el PP en la negociación del pacto social y que además haya hecho "esfuerzos" para que ni siquiera conozca sus detalles.