Utrera tendrá uno de los reconocimientos que este utrerano se ganó a pulso por la vida que vivió y su entrega incondicional a los más necesitados. Desde este mediodía, la casa donde nació lucirá una placa recordando a Francisco Ramos Picón, o lo que es lo mismo, a 'Padre Ramitos'.
Hace medio año ya que la voz y la fuerza de este entusiasta vecino de Utrera se apagó en Ecuador, su tierra de acogida que le regaló, además de aquella nacionalidad, el cariño y el respeto de un país que, en su multitudinario funeral celebrado en Quito -la capital de Ecuador-, dijo de él que había fallecido "un santo de nuestro tiempo y entorno".
La historia de 'Padre Ramitos' tiene un único hilo conductor a lo largo de los 62 años en que permaneció en Sudamérica: ser un jesuita entregado por completo a los demás, especialmente a los más desfavorecidos. Tanto fue así, que desde que llegó a Ecuador, fueron pocas, muy pocas, las veces que regresó de visita a Utrera para ver su familia, porque afirmaba que "el billete de avión es muy caro, y con ese dinero se puede ayudar a mucha gente".
Este mismo motivo hizo que ni siquiera estuviera presente en la entrega del Mostachón de Oro que le concedieron en el año 1997. Y cuando llegaba a su tierra natal, su familia le compraba algo de ropa para que sustituyera las viejas prendas que siempre llevaba, pero "él siempre acababa repartiéndola, porque nunca podía tener nada suyo habiendo personas que estaban mal", recuerdan los más cercanos.
Como cuenta su propia familia, la entrega de Francisco llegaba a tal punto -y desde tan temprana edad-, que la paga semanal o el dinero que sus padres le entregaban con motivo de la Feria de Consolación, lo empleaba siempre en obras de caridad: ayudando al pobre que encontraba por la calle, pagando alimentos a la persona que no tenía,?
Y además de prestar cuanta ayuda era necesaria, este utrerano también tuvo tiempo, entre otras muchas cuestiones, de estudiar, brillantemente, Farmacia, Teología, Filosofía, se doctoró, fue profesor, publicó más de 25 libros, ejerció de misionero en diversas haciendas repartidas por Ecuador en las que ayudó a los campesinos, y fundó la comunidad de la Renovación Carismática Católica, siendo el principal impulsor de diversas labores sociales.
El propio Francisco decía que le preocupaba la situación del mundo, el futuro que pudiera tener, las diferencias entre ricos y pobres, las injusticias, y "la filosofía del egoísmo y del placer", en referencia a Occidente.
A pesar de la distancia, el 'Padre Ramitos' nunca olvidó la ciudad que lo acunó y su Virgen de Consolación. Precisamente por ello, en la zona donde se encontraba de misionero, edificó una iglesia llamada 'Consolación de Utrera', que pudo ser costeada gracias al dinero aportado por familiares y vecinos de esta localidad sevillana.
Su tierra, a modo de agradecimiento por su trabajo, descubrirá en esta jornada una placa a las 12 del mediodía en la calle Marcos Pérez número 2, en el lugar donde vio la luz por primera vez. Posteriormente, a la una de la tarde, se celebrará una eucaristía en el santuario de Nuestra Señora de Consolación.
Precisamente su pueblo natal, el mismo que lo vio nacer en el año 1920 y donde creció entre el barrio de Santa María y las paredes del colegio Salesianos, hoy vuelve a reconocer la importante labor de este personaje no muy conocido en su tierra, pero despedido por miles y miles de quiteños en el país que dio razón de ser a su existencia.