El Gobierno andaluz se marca como prioridad para los próximos dos meses la consecución de acuerdos en tres asuntos que constituirán los pilares del mapa económico de la región en los próximos años. Se trata del nuevo modelo de financiación de las comunidades autónomas, de la reedición del pacto de concertación con empresarios y sindicatos y de la plasmación en Andalucía de la nueva ley de economía sostenible, una incógnita que debe despejarse antes del mes de agosto, según prometió Zapatero este pasado fin de semana en el mitin de Dos Hermanas. Pero convendría añadir un cuarto elemento que no debería de considerarse secundario: el pago de la deuda histórica. Aún queda mucho tiempo para que se cumplan los plazos acordados (marzo de 2010) para que el Estado satisfaga la deuda contraída con Andalucía por servicios prestados a principios de los años ochenta. Pero es ahora cuando tienen que sentarse las bases del pago. Y en este punto empiezan a surgir dudas sobre el modo en que se pagará el dinero. La vicepresidenta económica del Gobierno, Elena Salgado, dejó caer el martes en una intervención en el Senado de que se puede pagar en especie, mediante la cesión de suelos de propiedad estatal, y criticó la actitud del PP, "que sólo se daría por satisfecho si llega un furgón repleto de monedas, a ser posible de oro". Tiene razón. Este modo de pago sería legal, pues el acuerdo entre ambas administraciones no especificaba cómo se pagaría la cantidad convenida, pero sí que presenta dudas razonables. En todos los años en los que se discutió el pago se estableció la convención tácita de que se estaba hablando de dinero en metálico. Jamás se habló de trueques o de compensaciones en especie, métodos de pago tan válidos como el del dinero en efectivo pero que no revertirían en el ciudadano del mismo modo que si se invirtieran los 780 millones de euros que todavía se adeudan en proyectos ligados a sanidad, educación o vivienda.
