La profesora Lola Pons analiza Sevilla en clave de gran ciudad y centrándose en las múltiples variedades que conforman su paisaje lingüístico. / Javier Díaz
La ciudad vista como un gran texto, devanado entre plazas, callejones, alamedas, monumentos, mercados de abastos, escaparates luminosos de multinacionales y tiendas esquinadas con pizarra en la puerta. Eso es lo que hace la monografía El paisaje lingüístico de Sevilla. Lenguas y variedades en el escenario urbano hispalense de Lola Pons, quien busca las páginas de ese texto, junta las piezas, las describe y se adentra en quién lo ha escrito y por qué. Así describe ella misma su obra, el primer estudio completo del paisaje lingüístico de una ciudad europea.
Pons lo certifica: «Hay estudios sobre calles o barrios, y de Tokio, pero no había de ninguna ciudad europea». ¿Y qué se encuentra en este paisaje sevillano? Lo que escriben los turistas y se escribe para los turistas, lo que escriben los sevillanos para vender o informar, para ganar, para llorar y para seducir; en el papel pegado a la farola y en el gran cartel oficial, relata la propia autora que concluye que en una ciudad como Sevilla, monolingüe, conviven más de 30 lenguas en su paisaje.
Rótulos, letreros, vallas, placas, carteles, pancartas, anuncios, señales, grafitis, incisiones, pintadas, paneles, todo conforma el paisaje lingüístico. Así, Sevilla se ha convertido, como otros lugares europeos, en un entorno multilingüe, donde la diversidad humana se refleja también en la diversidad lingüística de los espacios públicos. Eso sí, no hay un correlato entre el número de inmigrantes y la presencia en la cartelería de la ciudad.
Es patente la dispar presencia de los colectivos inmigrantes en el paisaje lingüístico: unas lenguas (por ejemplo, el chino mandarín) tienen mucha más visibilidad que otras en el paisaje lingüístico, sin que ello dependa directamente del número de inmigrantes establecidos en la población. Un ejemplo: la poca presencia del rumano, debido a que la dedicación agrícola y doméstica de este colectivo le hace ser menos tendentes a escribir en este texto global urbano.
Según Pons, el inglés es el segundo idioma más usado en la cuidad tras el español, siendo el chino el tercero. Evidentemente, las tiendas y restaurantes de este colectivo tienen mucha huella en el paisaje. También destaca la presencia del ruso, búlgaro y ucraniano, según Pons, que remarca las ausencias «interesantes», como la del rumano frente a, por ejemplo, el árabe.
Esta profesora de Lengua Española en la Universidad de Sevilla, (con el blog www.nosolodeyod.com sobre Historia de la Lengua Española) incluso apunta que la capacidad de evocación de la ciudad invita a imaginar nuevos recorridos temáticos por la ciudad: la ruta de los grafitis, de los latinismos, de los azulejos conmemorativos, de carteles históricos...
Según cuenta, la obra nos descubre que la ciudad puede ser vista como un gran texto en continua transformación, con una autoría compartida y dispersa, donde afortunadamente la normativa no ha alcanzado todavía a homogeneizar estas formas de expresión. Para Pons, el paisaje lingüístico es claramente multilingüe, pero lanza algunas preguntas para el debate: ¿lo son nuestras políticas educativas?, ¿reproducen las aulas el multilingüismo de su espacio circundante?
Y, por último, ¿hay que desarrollar una política de planificación lingüística que afecte al paisaje lingüístico sevillano? «Debemos reflexionar sobre ello; particularmente, considero que sería innecesario e inasumible socialmente una intervención en el ámbito de la rotulación privada, pero, existiendo ya precedentes institucionales de creación de paisaje lingüístico para la facilitación de la circulación a turistas, ¿no podremos plantearnos lo mismo para otros colectivos extranjeros establecidos en la ciudad que no son visitantes temporales?», pregunta. Según su obra, el paisaje lingüístico institucional debe ser inclusivo, para paliar uno privado que puede llegar a ser excluyente, y tratar de hacer igualitario en derechos y oportunidades el ámbito de la signación pública.
El trabajo de esta profesora especializada en la historia del español, dialectología y sociolingüística urbana ha sido galardonado con el premio de la sección Ciencias Sociales del concurso monografías Archivo Hispalense de la Diputación de Sevilla.