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El pan, el circo, las pequeñas cosas

Las madres lo aconsejan: consumir con tranquilidad, mordisquito a mordisquito, renunciando al empacho. Recordamos aquellas fiestas de cumpleaños de nuestra infancia, los atracones de medianoches y refrescos, el dolor del estómago al regresar a casa.

el 15 sep 2009 / 16:10 h.

Las madres lo aconsejan: consumir con tranquilidad, mordisquito a mordisquito, renunciando al empacho. Recordamos aquellas fiestas de cumpleaños de nuestra infancia, los atracones de medianoches y refrescos, el dolor del estómago al regresar a casa y las noches con una toalla húmeda en la mesita, para tranquilizar nuestra molestia. Y la sabiduría popular lo apunta: esencias, intensidad, frasco pequeño, combinación ganadora. Es el valor de lo minúsculo, en resumen, frente a la megalomanía; mejor disfrutemos de algo con calma, durante mucho tiempo, a arriesgarnos a que nos explote en las manos, en un segundo.

Porque no curamos el malestar ingiriendo veinte pastillas de golpe, sino paliándolo con una diaria hasta que la enfermedad remita, nuestra necesidad de cultura -si es que existe- seguiría un tratamiento parecido. Por eso me llama la atención que, en una carrera de fondo como la cultura, se apueste de manera tan firme por el pan y el circo, por los eventos que comprimen en unos pocos días los esfuerzos que debieran llevarse a cabo durante todo el año, amén del presupuesto: alharacas antes que constancia, tsunami frente a la costumbre.

Entiendo que el coste de un gran festival bastaría para dotar de actividades culturales -de interés, y con cierta continuidad- a ese mismo lugar durante todo el año. Sin embargo, en lo mediático renta más concentrar los reclamos y encadenar las fotografías, antes que acostumbrar al público y diluir el efecto ante la prensa: quien pague, la institución de turno, mide el éxito de una cita no por el número de asistentes, no por la satisfacción de los mismos, sino por el número de sonrisas ante los flashes.

A un lado de la balanza, el dossier de prensa; al otro, las encuestas de satisfacción -o no- de los participantes y asistentes. El pan, el circo, las pequeñas cosas: asistan a la valoración de quienes organizan. Y comprueben qué pesa, y qué importa al extender un cheque que pague la cultura. Otros que no escucharon a sus madres?

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