El papa Benedicto XVI ha advertido, antes del tradicional rezo dominical del Ángelus en la Plaza de San Pedro, del peligro que supone que la religión se convierta en ideología. "Es fuerte la tentación del hombre de construirse un sistema de seguridad ideológico: también la misma religión puede convertirse en elemento de este sistema, como el ateísmo o el laicismo", dijo desde el balcón de su residencia en el Vaticano.
El Pontífice señaló que, cuando se incurre en esa tentación, se "permanece cegado por el egoísmo" y, para evitar caer en ella, animó a los peregrinos católicos congregados en la plaza de San Pedro a seguir el Evangelio. "Queridos hermanos, ¡dejémonos curar por Jesús, que puede y quiere darnos la luz de Dios! Confesemos nuestra ceguera, nuestra miopía y, sobre todo, aquello que la Biblia llama el 'gran pecado': el orgullo", añadió.
Después del Ángelus, Joseph Ratzinger comentó un suceso ocurrido esta semana en Italia, donde se han encontrado muertos en un pozo dos hermanos que habían desaparecido en 2006. "Un final que me ha golpeado profundamente, como a tantas familias y a tantas personas. Quiero aprovechar la ocasión para lanzar un grito a favor de la infancia: ¡prestemos atención a los pequeños. Es necesario amarlos y ayudarlos a crecer", dijo.
Benedicto XVI explicó que extendía ese llamamiento a la infancia "de todas las partes del mundo, particularmente a la más indefensa, explotada y abusada" y confió "cada niño al corazón de Cristo, que dijo: ¡Dejad que los niños vengan a mi!".
Ratzinger saludó después a los peregrinos de diferentes lenguas, entre ellos a los procedentes de España y Latinoamérica.
