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El Papa asegura que educar nunca ha sido fácil

El papa Benedicto XVI dijo ayer que educar "nunca ha sido fácil" y que en la actualidad "parece hacerse cada vez más difícil", porque en la sociedad y en la cultura circulan "demasiadas" incertidumbres y dudas.

el 15 sep 2009 / 00:35 h.

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El papa Benedicto XVI dijo ayer que educar "nunca ha sido fácil" y que en la actualidad "parece hacerse cada vez más difícil", porque en la sociedad y en la cultura circulan "demasiadas" incertidumbres y dudas.

Benedicto XVI celebró ayer una audiencia especial para entregar a la diócesis de Roma su carta sobre la tarea urgente de la educación, hecha pública el pasado día 23.

El Papa dijo a los miles de fieles reunidos en la plaza de San Pedro del Vaticano que estaban allí porque les mueve "una preocupación, la percepción de lo que hemos llamado una gran emergencia educativa".

Educar, señaló el Papa, "nunca ha sido fácil y hoy parece hacerse cada vez más difícil", por ello, no pocos padres y enseñantes "son tentados a renunciar a su labor, y ni quiera consiguen comprender cuál es realmente la misión que se les ha confiado", agregó el Papa.

"De hecho, demasiadas incertidumbres y demasiadas dudas circulan en nuestra sociedad y en nuestra cultura, demasiadas imágenes distorsionadas" son transmitidas por los medios de comunicación social, prosiguió.

De esta manera, indicó que "se hace difícil proponer a las nuevas generaciones algo válido y cierto, reglas de comportamiento y objetivos a los que valga la pena dedicar la vida".

Benedicto XVI dijo que en nuestra época "es posible" educar en el bien y "es una pasión que debemos llevar en el corazón, es una acción común a la que cada uno está llamado a dar su propia contribución".

Durante la audiencia especial, unos padres, un sacerdote, una maestra y una joven, entre otras personas, expresaron al Papa sus preocupaciones sobre la educación.

A los padres, Benedicto XVI les pidió que permanezcan "sólidos, para siempre, en su amor recíproco", que es "el primer y gran don que necesitan" los hijos para crecer serenos, adquirir confianza en sí mismos y en la vida, y aprender a ser "capaces de amor auténtico y generoso".

Los padres tiene que ayudar a los hijos a distinguir "con claridad el bien del mal y a construirse, a su vez, sólidas reglas de vida", manifestó el Papa, quien agregó que así harán a sus hijos "ricos de la herencia más preciosa y duradera, que consiste en el ejemplo de una fe cotidianamente vivida".

Benedicto XVI habló directamente a los niños, adolescentes y jóvenes, para recordarles que ellos mismos están llamados a ser "artífices de su crecimiento moral, cultural y espiritual".

Así, les dijo que depende de ellos "acoger libremente en el corazón, en la inteligencia, en la vida, el patrimonio de verdad, bondad y belleza que se ha formado a través de los siglos, que tiene en Jesucristo su piedra angular".

En ese camino no están solos, pues tienen a su lado no sólo a sus padres, enseñantes, sacerdotes y amigos, sino sobre todo a Dios, que "ilumina desde dentro" la inteligencia, "orienta hacia el bien" la libertad de cada uno y es "la verdadera esperanza y fundamento sólido" de la vida.

A los profesores les pidió que tengan un concepto "alto y grande" de su trabajo, a pesar de las dificultades, y les dijo que su labor no puede limitarse a dar nociones e información, pues a ellos, "en estrecha sintonía con los padres" se le ha confiado "el noble arte de la formación de la persona".

El Papa se dirigió a sacerdotes, religiosos y catequistas a los que dijo que sean "testigos sinceros y valientes de la verdad que hace libres y que indica a las nuevas generaciones el camino que lleva a la vida".

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