El Papa Benedicto XVI se despidió de Reino Unido con un acto ante 60.000 fieles celebrado en la explanada de Cofton Park, en Birminghan y con un encuentro con los prelados de Inglaterra, Escocia y Gales. En Birmingham beatificó al cardenal Newman y conmemoró el 60 aniversario de la batalla de Bretaña, en la II Guerra Mundial con una condena rotunda al nazismo, que calificó de "ideología demoniaca". "Es un buen día para poder recordar a tantos conciudadanos vuestros que sacrificaron sus vidas, resistiendo con tesón a las fuerzas de esta ideología demoníaca", señaló.
Como ya ha ocurrido durante toda la visita del Papa a Reino Unido, los casos de pederastia estuvieron muy presentes durante la intervención pública. Ayer, el Santo Padre pidió a los obispos que la mejor manera de reparar esos "pecados" es acercarse "con humildad" a las víctimas y darles el apoyo necesario. "El vergonzoso abuso de niños y jóvenes por parte de sacerdotes y religiosos ha socavado gravemente la credibilidad moral de los Pastores de la Iglesia. He hablado en muchas ocasiones de las profundas heridas que causa dicho comportamiento, en primer lugar en las víctimas, pero también en las relaciones de confianza entre los sacerdotes y el pueblo, entre los sacerdotes y sus obispos y entre las autoridades de la Iglesia y la gente en general", señaló el Papa quien reconoció que en los últimos tiempos los obispos han adoptado "serias medidas" para poner remedio a esa situación y asegurar que los niños estén "eficazmente protegidos contra los daños" y para hacer frente de forma "adecuada y transparente" a las denuncias que se presenten.
El Papa pronunció estas palabras tras la beatificación del cardenal Newman. En la homilía de este acto hizo referencia a esta figura e incluso citó al recién beatificado para reclamar un laicado que "no sea arrogante ni imprudente" al hablar, ni alborotador, sino hombres que conozcan bien su religión, que profundicen en ella, que sepan dónde están y qué tienen y que conozcan su credo a tal punto que puedan dar cuentas de él.
Precisamente, la importancia de lo laicos es una de las cuestiones que Newman reivindicó tras su conversión al catolicismo adelantándose a las conclusiones del Concilio Vaticano II (1966), que definió la búsqueda de la santidad de los laicos.
Aprovechando su beatificación, el Santo Padre se centró en su homilía en tres cuestiones: el ejemplo de vida de los santos, la educación en la que Newman fue un revolucionario, y el amor al prójimo. Al referirse al tema de la educación en Newman, Benedicto XVI señaló que fue "firmemente contrario a cualquier enfoque reductivo o utilitarista, buscó lograr unas condiciones educativas en las que se unificara el esfuerzo intelectual, la disciplina moral y el compromiso religioso".
Estos encuentros ponen fin a una visita que le llevó a Edimburgo, Glasgow, Londres y Birminghan. Empezó con una reunión con la reina Isabel II, y ya en el avión admitió por primera vez que la Iglesia en su conjunto, los obispos y el Vaticano, no han sido suficientemente "vigilantes, veloces y decididos" a la hora de afrontar los abusos sexuales a menores y tomar las medidas necesarias. En Londres, donde fue recibido por una masiva manifestación en su contra, llegó a asegurar que se sentía "avergonzado y humillado".
