El paro juvenil no es solo un drama personal, es también un enorme gasto para los Gobiernos. Tanto es así que el desempleo de los jóvenes cuesta cada año a los Estados de la Unión Europea 150.000 millones de euros. La vicepresidenta de la Comisión de Presupuestos del Parlamento Europeo, Eider Gardiazábal, alertó el jueves, en el foro Hablemos de Europa organizado por El Correo y patrocinado por BBVA, de que el recorte brutal al próximo presupuesto de la UE (2014-2020) perjudicará al empleo joven y no logrará paliar esa lacra. La última propuesta del Consejo Europeo, donde se sientan los 27 Estados miembros, rebajó en 120.000 millones el planteamiento inicial de la Comisión, que ya redujo la propuesta presentada por el Parlamento. La Cámara de representantes estimaba que las cuentas de los próximos siete años debían crecer al menos un 5% para que la economía pudiera despegar, pero ese deseo de crecimiento ha caído en saco roto.
El tijeretazo de 120.000 millones afectará a todas las políticas y, según Gardiazábal, no es la solución a los graves problemas que sufren los países, principalmente el paro joven y la falta de inversión. Es más, advirtió de que con esta directriz a la baja, la UE va a desaparecer del mapa. La vicepresidenta de la comisión de presupuestos lamentó que el recorte hará que las iniciativas más importantes para crear empleo joven nacerán cojas. Gardiazábal puso varios ejemplos del recorte en las principales herramientas que tiene Europa para luchar contra el paro juvenil. La más importante es el Fondo Social Europeo (dotado ahora con 80.000 millones pero que va a bajar), que sirve para mejorar la capacitación de los jóvenes y la transición entre los estudios y el primer puesto de trabajo. Una de las novedades es la ampliación de las becas Erasmus (para cursar estudios universitarios en otro país) en un programa que se llamará Erasmus for all (Erasmus para todos) para darle más relevancia. En un principio estaba presupuestado en 19.000 millones, pero solo llegarán 13.000. La iniciativa estrella de la UE es la denominada garantía juvenil que se pondrá en marcha en el próximo presupuesto para que los Gobiernos proporcionen o un periodo de formación o prácticas en las empresas a aquellos jóvenes que lleven en paro cuatro meses. Se estimó que harían falta 21.000 millones para que este programa fuera efectivo, pero la propuesta del Consejo lo rebajó a 6.000 millones. Con ese dinero, no va a servir para nada y es una pena, lamentó Gardiazábal. Ese montante equivale a destinar 60 euros por cada parado joven al año. No es ni una golosina; es el azúcar de la golosina, ironizó. Confió en que en las negociaciones que arrancan el 22 de abril entre el Parlamento Europeo y el Consejo se suba en estas iniciativas. A su juicio, la obsesión por la contención del déficit público y la austeridad está siendo contraproducente, porque los Estados dejarán de invertir en algo que les cuesta al año miles de millones, como es el desempleo en los jóvenes.
En 2011, la Comisión Europea sacó un estudio para detectar cuáles eran los principales problemas de los jóvenes para acceder al mercado laboral. Concluyó que en 2020 habrá 73 millones de puestos de trabajo vacantes en la UE. También detectó cinco factores que explican por qué el paro juvenil duplica el desempleo en general y lo achacó al alto abandono escolar prematuro, a la falta de capacidades y experiencia laboral, la proliferación de trabajos precarios e intermitentes, la formación limitada y las políticas activas de empleo inadecuadas. Una vez hecho el análisis, las instituciones europeas comenzaron a diseñar las políticas para frenar la sangría de paro joven, pero el resultado, según Gardiazábal, será insuficiente por el espectacular recorte al presupuesto.
Negociación . El panorama es complicado. Ni empleo ni juventud son competencias europeas, sino de cada país. Además, el Parlamento Europeo tiene un papel limitado en la toma de decisiones del presupuesto. La Cámara solo puede dar su consentimiento o no a la propuesta de la Comisión, pero en esta ocasión el Parlamento quiere marcar sus prioridades, que son mantener el nivel de la Política Agraria Común (PAC) y de los fondos estructurales, que es la pata de la solidaridad entre los Estados, e invertir en educación, información y economía del conocimiento. Otra de las advertencias del Parlamento es que el Presupuesto de la UE no puede nutrirse solo de los Estados, porque se corre el riesgo de que los problemas nacionales se trasladen a la Unión.
