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El Parlamento renovará la formación del profesorado

El presidente de la Junta, José Antonio Griñán, impulsa un grupo de trabajo para modernizar la labor docente y propone a todos los partidos políticos que se impliquen.

el 10 sep 2010 / 18:26 h.

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Alumnos uniformados de Primaria en una de las aulas del colegio público Parque Clavero de Málaga, donde ayer inauguró el curso escolar el presidente Griñán.

El presidente de la Junta, José Antonio Griñán, inauguró ayer el curso escolar anunciando que el Parlamento, a través de un grupo de trabajo específico, diseñará el nuevo Plan de Formación Permanente del Profesorado. Griñán pidió al resto de "grupos políticos" que se impliquen en este proyecto, igual que lo hicieron con la Ley de Educación Andaluza (LEA) y con el Pacto por la Convergencia Educativa, textos que se alimentaron de la lluvia de ideas de PP e IU y del resto de actores de la comunidad educativa. "El grupo de trabajo debe atender a las líneas estratégicas del sistema escolar y a las necesidades de los docentes. Los nuevos retos nos exigen reflexionar sobre la mejor manera de adaptar la enseñanza a la sociedad", dijo, informa Europa Press. La Consejería de Educación ya ha esbozado unas líneas prioritarias de lo que será el nuevo plan de formación.

Éste no es el típico proyecto que se guarda un presidente para lucirlo el primer día de escuela. No arrastra grandes cifras presupuestarias ni pertenece al club de los temas galácticos que Educación suele promocionar (portátiles, bilingüísmo, libros digitales..,) . Sin embargo, la formación de profesores en activo es la asignatura pendiente desde hace una década. Toda la comunidad escolar, partidos, sindicatos y asociaciones están de acuerdo en que las principales políticas educativas deben orbitar en torno a la figura del profesor. Todos coinciden en que el actual modelo de formación permanente está caduco -el último plan es de 2002- y que en parte es responsable de los déficit de la enseñanza.

Esa creencia común se ha acrecentado en los últimos años debido a dos factores fundamentales: Por un lado, en los colegios han irrumpido en tromba nuevas tecnologías, multitud de idiomas y proyectos de innovación que evidencian la necesidad de reciclaje del profesorado. Un docente con sólo 10 años de experiencia es alguien que entró en un sistema escolar donde no bullía internet, ni había pantallas digitales, ni redes sociales, ni libros electrónicos. Todas esas aplicaciones que el alumnado ha interiorizado antes que su maestro y que están obligando a replantear la metodología.

En segundo lugar, la sociedad ha cambiado más rápido que la escuela: los profesores han tenido que aprender cómo conducir una clase con el doble de alumnado inmigrante -hace 10 años había 4.500, ahora son 100.000-; cómo mediar en conflictos dentro de las aulas; cómo usar y hacer que se use un lenguaje no sexista y evitar que en clase se reproduzcan roles machistas... Todos estos valores sociales no están en el currículum básico que enseñan en la escuela, y mucho menos en el temario de oposiciones que estudiaron para lograr una plaza de maestro.

Lo que los docentes han aprendido sobre estos temas ha sido a través de cursos de formación que organizan los Centros de Profesores (CEP). Estos cursos son voluntarios, aunque cada docente debe cumplir 60 horas de formación al año (este curso se ha reducido en 10 horas). En muchos casos son los maestros quienes solicitan la temática, en otros es la inspección -a partir de ahora el nuevo departamento de Formación del Profesorado de los institutos- la que determina las necesidades formativas de la plantilla en cada centro escolar. En el curso 2010-2011 se elaborará el III Plan de Formación del Profesorado, que empezará a gestarse en el grupo de trabajo del Parlamento que anunció ayer Griñán.

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