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El paro se come la credibilidad política

Hace un año los partidos concluían una campaña electoral en la que habían prometido un crecimiento económico para Andalucía del 3% y llegar al pleno empleo en 2012. 365 días después de las últimas elecciones del 9-M que consagraron la hegemonía socialista por 30 años, la crisis erosiona a los políticos casi al mismo ritmo que destruye empleo.

el 15 sep 2009 / 23:43 h.

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I. Carretero / I. Morillo

Hace un año los partidos concluían una campaña electoral en la que habían prometido un crecimiento económico para Andalucía del 3% y llegar al pleno empleo en 2012. 365 días después de las últimas elecciones del 9-M que consagraron la hegemonía socialista por 30 años, la crisis erosiona a los políticos casi al mismo ritmo que destruye empleo.

Un año político marcado por una crisis de la que en la campaña sonaban sólo tambores lejanos. Los partidos con representación en el Parlamento, PSOE, PP e IU, coinciden en que la situación económica ha marcado esta primera etapa tras la cita electoral. La oposición ha centrado su estrategia en este asunto y el partido del Gobierno lo ha fijado en su agenda como prioridad. No hay espacio para otro debate. Lo perciben en la calle y en las encuestas.

La crisis ha dado la vuelta a la escala de preocupaciones. El paro es, de lejos, el gran azote para Andalucía y los ciudadanos respiran por esta herida. Las últimas encuestas publicadas coinciden en que de celebrarse de nuevo elecciones el PSOE conservaría su mayoría, pero el principal partido de la oposición recortaría distancias.

El PP de Javier Arenas ha convertido la crisis en su gran oportunidad para sacar rédito electoral, sobre todo porque los populares dicen contar con que los ciudadanos confían más en este partido cuando se trata de gestionar una mala situación económica."La gente sabe que el PP sacó a España en 1996 de la quiebra de la Seguridad Social e hizo que se cumplieran los requisitos de Mastricht", sostiene Antonio Sanz, secretario general de los populares andaluces, que incluso llega a decir que, hoy por hoy, el PP es "el partido de la calle". Para la historia de este primer año de legislatura queda la foto de la manifestación "contra el paro" convocada por Arenas en Málaga.

IU, pese al estancamiento electoral que dibujan las encuestas, también ve que el viento sopla a su favor: "Estamos en una nueva fase política en la que se abre un espacio para nosotros. Pasamos de la resistencia a la ofensiva", sentencia su coordinador regional, Diego Valderas. Su principal argumento: "Hemos retrocedido en 12 meses el camino de 20 años".

Esta percepción de PP e IU no preocupa al vicesecretario general de los socialistas andaluces, Luis Pizarro. La sitúa dentro de la normalidad del juego político. "El PSOE sigue siendo el partido preferido y más apoyado y sigue cosechando la confianza mayoritaria de los andaluces", dice, manejando datos de las encuestas internas que circulan por San Vicente.

Y sostiene que el PP "no ha conseguido sacar rédito electoral pese a su empeño". Sí que hay un "desgaste", eso no lo niega Pizarro, pero asegura que será mayor para el partido de Arenas que se está "radicalizando y convirtiéndose casi en un partido antisistema". Para el dirigente socialista, la oposición ha estado "centrada exclusivamente en utilizar el estado de ansiedad de la gente que se ha quedado en paro para debilitar a Chaves y al PSOE".

Este año de legislatura no se ha encontrado ni rastro del espíritu de diálogo parlamentario de la anterior, cuando se pactó la reforma del Estatuto. El interés electoral de PP e IU es la razón a la que apunta Pizarro. Sanz y Valderas admiten que el momento político es muy diferente. El popular lo atribuye al "nerviosismo" de los socialistas por motivos de variada procedencia -cita tanto la "incapacidad" para atajar la crisis como la "división interna en el Gobierno"-, pero asegura que "pese a que hay más crispación, hay más propuestas que nunca por parte del PP". El coordinador regional de IU se explica: "Hay hueco para el diálogo, pero el PSOE ha creado un modelo de desarrollo en Andalucía con los pies de barro contra el que vamos a combatir".

Ningún líder gana. Más allá de las expectativas de cada partido, no hay ningún estudio de opinión que permita concluir que alguno de los tres líderes salga favorecido con la crisis. El desgaste lo sufre el presidente de la Junta, Manuel Chaves, que si agota la legislatura en 2012 cumplirá 22 años en el cargo; pero también el líder del PP-A, Javier Arenas, que si es candidato en 2012 se enfrentará por cuarta vez a un PSOE que lo ha sentado ya tres veces en la oposición.

El escenario no mejora para IU, cuyo discurso queda engullido en el Parlamento por los dos gigantes y que -según los datos demoscópicos- es incapaz de frenar la ola imparable del bipartidismo, por más que la debacle económica pueda parecer un caldo de cultivo excepcional para que el votante busque el refugio en la izquierda.

Esta crisis ha dejado por primera vez en muchos años un titular: el suspenso de los andaluces a Manuel Chaves. Después de que durante todo el año el presidente de la Junta haya tenido que responder en público muy a menudo sobre su sucesión -un debate que él mismo abrió durante la campaña, pero que quiso zanjar en el congreso regional del PSOE-A, en julio pasado- el discurso de la cúpula socialista no admite que haya un runrún interno sobre la oportunidad de abordar este proceso. Pizarro lo niega. "El partido goza de una buena salud interna, vivimos un momento dulce", señala, convencido de que no hay "ninguna discusión sobre el liderazgo social e interno de Manuel Chaves".

El propio Chaves, en declaraciones a Europa Press, dejó claro que en el PSOE-A "no hay debate" sobre el candidato a las próximas elecciones pero señaló que si alguien quiere abrirlo "está en su derecho". Institió en su disposición a repetir si el partido quiere y achacó a "intereses externos" las opiniones que dudan de su voluntad de presentarse.

Y aunque quedan tres años para las elecciones, en el PP también aseguran que el suyo repetirá: "Chaves representa el agotamiento frente a Javier Arenas, que presenta como garantía que fue ministro de empleo", repite una y otra vez Sanz.

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