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El párroco de la Magdalena restaura esculturas sin el permiso de Cultura

El párroco de la Magdalena inició en septiembre la restauración de cuatro de las tallas que decoran el altar mayor. Lo hizo con su buena fe, contratando a restauradores con lo poco cosechado vía colecta; pero sin su autorización de Cultura, preceptiva al tratarse de un Bien de Interés Cultural.

el 15 sep 2009 / 17:28 h.

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El párroco de la Magdalena inició en septiembre la restauración de cuatro de las tallas que decoran el altar mayor. Lo hizo con su buena fe, contratando a restauradores con lo poco cosechado vía colecta; pero sin su autorización de Cultura, preceptiva al tratarse de un Bien de Interés Cultural.

El delegado provincial de Cultura, Bernardo Bueno, se enteraba ayer por la prensa -merced a un artículo publicado en Diario de Sevilla- de que el párroco de la iglesia de la Magdalena, Antonio Fernández Estévez, contrató en septiembre a un equipo de restauradores para solventar los desperfectos de cuatro esculturas principales que decoran el retablo principal del templo.

La operación, realizada con las mejores intenciones y a resultas de que, según explica el párroco, "ninguna institución, ni siquiera la Consejería de Cultura, nos brindaba ayudas para resolver los problemas que aquejan al segundo retablo barroco más grande de Sevilla después del de la Catedral", resulta que no cuenta con los parabienes de Cultura, y al tratarse la Magdalena de un bien protegido, es preceptiva dicha autorización.

Así se lo hará saber hoy mismo Bernardo Bueno, quien le pedirá explicaciones tras constatar que "ese proyecto no ha pasado por la Comisión Provincial de Patrimonio Histórico, luego no tiene nuestro visto bueno, y es obligatorio", certificaban ayer fuentes cercanas al delegado.

El párroco tiene su versión preparada, que apunta a la plaza Virgen de los Reyes: "Presenté el proyecto al Arzobispado, como nos toca hacer en estos casos, cuyos servicios de Patrimonio informaron al vicario y éste autorizó las obras. Así me lo hicieron saber, luego di por hecho que, al tener el visto bueno del vicario, se había solicitado y obtenido previamente el de Cultura, porque en nuestros servicios de Patrimonio supongo que sabían cómo proceder".

Además, le explicará a Bueno que desde el año 2004 viene reclamándole a Cultura ayudas para restaurar el retablo de acuerdo a un proyecto que, hace cuatro años, se presupuestó en 275.000 euros, de los que, vía colecta entre los feligreses, admite haber recolectado unos 40.000 euros. "Es por esto que sólo tengo dinero para restaurar cuatro tallas: la Magdalena, que es titular del templo; San Pablo, San Francisco y Santo Domingo".

A las alegaciones del párroco se sumará el hecho de que, según afirma éste, el ya ex director general de Bienes Culturales, Jesús Romero Benítez, "se llevó el año pasado mi proyecto de restauración y dijo que lo estudiaría por si se implicaban en el mismo. Así hasta hoy". Y añade: "Digo yo que si se lo llevó es que el proyecto está en Cultura, y si está allí, ¿cómo es que dice el delegado provincial que no ha pasado? No lo entiendo".

Pues resulta que, aunque Cultura es una, sus departamentos son varios, y el que el director general de Bienes Culturales se llevase en su día el proyecto no quiere decir que se haya registrado oficialmente ni visado en el órgano competente para ello, la Comisión de Patrimonio, por lo que, pese a lo que cuenta Fernández Estévez, es más que posible que ese proyecto ande perdido en algún cajón del palacio de Miguel de Mañara, sede de Bienes Culturales.

Igualmente, se dirá que Fernández Estévez fue hace unos años el responsable de Bienes Muebles del Arzobispado, cargo que hoy ostenta Fernando García Gutiérrez, por lo que conoce perfectamente cuáles son los trámites que se han de seguir en este tipo de situaciones.

A todo esto, y con independencia del rifirrafe con Cultura, lo que está claro es que el retablo barroco atribuido a Pedro Duque Cornejo y ejecutado entre 1709 y 1724 presenta un estado de conservación "muy malo" que habrá que abordar más pronto que tarde. Y si no hay dinero, deberá buscarse, aunque sea complicado por la crisis actual. En Santa Catalina saben bastante de eso.

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